La imagen de los osos acercándose a los núcleos habitados para conseguir comida está en Asturias lejos de la ficción, ya que un cambio de hábitos ha hecho que se alejen cada vez más de la alta montaña.

Los trabajos de seguimiento realizados por el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) de la población de osos que habita en el centro de Asturias han revelado, además de un incremento en el número de ejemplares (han pasado de ocho en el año 2006 a 16 en el 2007), que a lo largo de los últimos años tienen una tendencia natural a acercarse a los núcleos rurales en busca de carroñas de animales domésticos, sobretodo al final del invierno y comienzo de la primavera.

Esta tendencia puede tener su fundamento, según Fapas, en que las zonas más bajas de los valles les ofrecen un refugio asegurado y mayor disponibilidad de recursos alimenticios. Fapas señala que a estas dos causas se les puede unir la de las condiciones climáticas, mucho más suaves en estas zonas bajas.

La búsqueda de alimento ha hecho que los osos del Valle del Trubia apenas hayan detenido actividad durante el invierno y que en sus recorridos hayan llegado a no más de quince kilómetros de Oviedo.