THtace unas semanas hemos tenido la noticia de que se ha solicitado, por cierta asociación ecologista, a la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, una moratoria de la caza de nuestro simpático conejo de monte.

Esta moratoria podría rondar hasta cinco temporadas, todo en base a su penosa situación poblacional actual, eso sí en ciertas zonas, por el motivo de la gran repercusión negativa que conlleva en especies tan escasas como emblemáticas, hablamos del lince y el águila imperial ibérica. Sin duda son muchas más, pero menos rentables por decirlo de alguna manera, todo por la indudable importancia del lagomorfo en la cadena trófica de nuestros campos.

A mi humilde entender, la medida solicitada me parece totalmente desproporcionada en todos los sentidos, sobre todo en el posible gran conflicto con el colectivo de cazadores, y otros como pueda ser el agrícola, dado que en algunas zonas incomprensiblemente abunda e incluso se convierte en plaga, manda ..., como dijo en su momento mi tocayo.

Por ello dejémonos de pamplinas y chorradas con perdón, porque el asunto está, como también comentan muchos buenos amigos cazadores, muy claro. Antes había muchos conejos, y también existían cazadores, indudablemente muchos más depredadores y que decir de furtivos, en verdad muchos por necesidad y sin embargo abundaban los conejos en los campos de Extremadura.

El problema que hace que escasee el conejo está ahí, aunque haya gente que parece que no lo quiere ver, y no es otro que las dos mortíferas y aniquiladoras grandes enfermedades de esta especie, la mixomatosis y la neumonía vírica hemorrágica.

Lo que no es comprensible a todas luces desde hace años, es la ya interminable espera de la famosa vacuna contra las citadas enfermedades en aquellas zonas donde abundaba el orejudo. Es todo un misterio porque no llega la solución, por muchas excusas que se quieran dar. Amen.

*Naturalista