Las recientes fiestas de carnaval no sólo han traído diversión y colorido a las calles del municipio, sino también un ligero incremento en los actos vandálicos, ya de por si ciertamente elevado.

Tan sólo hay que pasear por calles tales como Carnaval, Genaro Cajal, Romero, Marqués de Salamanca, avenida de Magisterio, Antonio Concha o Nueva Avenida y preguntar a los vecinos para comprobar este hecho. Y es que el volcado de contenedores o destrozos de mobiliario urbano y, más especialmente, las roturas de espejos retrovisores, lunas, antenas, limpiaparabrisas o rajado de ruedas de turismos son más que habituales.

AVENIDA DEL MAGISTERIO

Según fuentes policiales, en una sola noche se han destrozado 54 espejos de turismos estacionados a lo largo de la Avenida del Magisterio, mientras que en la calle Romero y Genaro Cajal los destrozos se hacen incluso a plena luz del día.

Otro vecino, éste de la calle Genaro Cajal, señalaba que en los últimos meses le habían arrancado cuatro veces el mismo espejo retrovisor de su automóvil, que lo estaciona en la calle.

Analizadas las zonas con más actos vandálicos se puede comprobar que coinciden con lugares de paso entre locales nocturnos y las cercanías de los mismos, así como las vías anexas el recinto ferial, donde se celebra el polémico botellón . Las mismas fuentes señalaron que la solución es complicada "ya que en numerosas ocasiones los vecinos ven estos hechos y no quieren denunciar a sus autores, por lo que se hace imposible castigarlos ".

Otra de las vías con más afluencia es la calle Carnaval, de donde existen varias denuncias: "ya han venido varios propietarios de vehículos con el coche rayado por todas partes, en todas las puestas, capó, techo, aletas,... ", afirmaban los agentes.

COLABORACIÓN CIUDADANA

Por ello, la policía local apelaba a la colaboración ciudadana como única posibilidad para frenar esta oleada "ya que si no se denuncia, aunque haya un sospechoso, no se le puede hacer nada ", explicaba.

No obstante no son pocos vecinos los que se preguntan si la verdadera solución no estaría en la educación y civismo de los jóvenes y no tan jóvenes, que no ganan nada con estos actos.