A pesar de la lluvia alrededor de 10.000 moralos se echaron a la calle, el pasado viernes, para condenar el brutal atentado que asoló Madrid el 11 de marzo. La cabecera de la manifestación, compuesta por los representantes municipales, partía a las siete de la tarde del Instituto Augustóbriga y recorría las principales vías del municipio. Con anterioridad, a las 18.30 horas, se celebró un pleno, en el que no faltó la crispación por el contenido del manifiesto institucional redactado.Por la mañana, 1.600 escolares y diferentes miembros de la comunidad educativa partieron del instituto Augustóbriga hasta la plaza de España portando lazos negros y pancartas en las que podían leerse lemas como "más de 1.500 razones para seguir luchando contra el terrorismo " o "Nosotros somas más y más fuertes ". Una vez allí, el silencio, únicamente interrumpido por el sonido de la lluvia que no aplacó los ánimos, reinó durante 15 minutos. Finalmente desde el balcón del ayuntamiento se leyó un manifiesto en contra de la violencia y de los actos terrorista, que finalizaba expresando: "No van a conseguir que sólo nos quede el dolor ". EL 11-M Desde que el jueves, día 11, se conocieran los primeros datos del atentado, los vecinos de Navalmoral llenaron las calles para condenar la barbarie. Muestras silenciosas de personas anónimas y representantes políticos que comenzaron desde las doce de la mañana del fatídico día. Al parón convocado por el ayuntamiento se sumaron los empleados de los diferentes locales comerciales de la zona y todo aquél que transitaba la céntrica plaza de España.Ya por la tarde la concentración, que tuvo lugar en el mismo escenario, fue masiva. Según fuentes policiales se reunieron en torno a las 1.500 personas. Algunos establecimientos comerciales adelantaron su hora de cierre para participar en el acto solidario. También las puertas del cine Cruz Blanca permanecieron cerradas en señal de apoyo a las víctimas.