Victoria González falleció el pasado lunes por causas naturales cuando estaba a punto de cumplir los 105 años de edad. Esta mujer había nacido en Navalmoral el 6 de marzo de 1899 y siempre había vivido en su pueblo, excepto cuando tuvo que huir durante la guerra civil española con su marido y sus tres hijos.

Hace apenas un año en una entrevista a La Crónica de Navalmoral recordaba que el día de su marcha, estaban cuidando cabras en la finca del Centenillo y les avisaron de que no volvieran a Navalmoral porque habían entrado tropas en el pueblo y era peligroso. En un carro, sin dinero, ni alimentos y sin más indumentaria que la que llevaban puesta, iniciaron su obligado exilio.

SU BODA

Victoria se casó con Maximiliano, un 29 de abril. Tenía 27 años. Ella se hizo las enaguas y el pico, con un traje negro de guardapiés y un pañuelo. Comentaba a La Crónica de Navalmoral que no hubo comida buena como la de ahora; se repartieron ese día floretas y cristiones, y se mataron algunos borregos.

No tuvo oportunidad de ir a la escuela. Era la mayor de cinco hermanos y desde niña comenzó a trabajar con sus padres en las labores del campo. Por eso no guardaba en la memoria juegos infantiles. Recordaba, por el contrario, las largas jornadas de trabajo, con el único alimento de alguna sardina, arenque y pan.

Cuando se ponía el sol, Victoria tenía que seguir trabajando en la casa de sus padres, realizando las tareas domésticas y cosiendo a la luz de un candil, para remendar las ropas de todos.

NOCHES TENEBROSAS

Cuando hablaba de aquellos años Victoria recordaba Navalmoral como un pueblo de noches tenebrosas, sin luz en las calles. Los vecinos tenían que utilizar faroles para orientarse. Sin embargo cuando había que hablar del Carnaval la historia cambiaba.

A Victoria le gustaba vestirse de Carnaval con su marido e ir a bailar al frontón y al baile del Tío Quintín, donde solía quitarse los zapatos para que no se desgastaran las suelas, porque era el único calzado que poseía para esas ocasiones.