Desde la semana anterior al sorteo no se podía encontrar ningún décimo en la Administración número 1 de Navalmoral. "He vendido mucha más lotería que el año pasado", señalaba Joaquín Pizarro, titular del establecimiento. Todos, números altos y bajos, se vendieron sin excepción. Y es que "todos están en el bombo, pueden salir y son vendibles" destacaba Joaquina García, de la Administración número 2, en los días previos .Según Joaquina García, este año se ha batido un récord de ventas. No en vano, el Servicio Nacional de Lotería ha señalado que su Administración es la que más décimos vende de toda Extremadura, un puesto que ocupa desde hace 6 años.En total, las ventas de la administración han ascendido a 1.352.000 euros. Sin embargo, no sólo les han comprado décimos los moralos, porque según manifestaba la titular del establecimiento, "vendemos lotería a personas de toda España, e incluso de otros países. Hace muchos años que mandamos décimos al Hogar de extranjeros de París y este año se han llevado un décimo, el 10.000, para Venezuela y tendrán que venir otra vez para cobrarlo, porque les ha tocado.MáS DE 1.000.000 DE EUROS La administración de la calle Zaragoza repartió 800.000 euros. El establecimiento vendió números con las centenas del primer premio, terminaciones del segundo y tercero y algunos reintegros, además de la pedrea. Por ello, durante toda la mañana del día 22 la gente no dejó de llamar por teléfono a la administración para saber cuánto les había tocado y cuándo lo podrían cobrar. Por su parte, la Administración numero uno ha repartido 320.000 euros.BASTANTE SUPERSTICIOSOS Sin embargo, a pesar de los premios que la administración número dos repartió, la suerte no quiso que el gordo cayese en Navalmoral, ya que el establecimiento vendió el 54.605, un décimo que se quedó a tan sólo cinco números del gordo -el 54.600-. Hasta última hora los moralos no perdieron la ilusión de hacerse millonarios y aprovecharon para comprar los últimos décimos. Cada uno siguió sus propios presentimientos. Unos consultaron a pitonisas que señalaron que tocaría en un bar local y acabaría en ocho y otros compraron números que sumasen veintiuno.