El 6 de mayo de 1922 se crea la Asociación de Cazadores Moralos, según leemos en la ficha de su creación que se conserva en el archivo municipal (sección de asociaciones) con los objetivos de defender la caza y a los cazadores. En la comisión aparecen los nombres de Santiago Fernández, Antonio de la Cámara Cailhau, Juan Bravo, Eugenio Marcos, Francisco Dorado y Julián de la Cámara. Sin embargo, en un principio tendrá vida efímera de nuevo en 1933. Por cierto, desaparece la sociedad, pero no la actividad. También encuentro que, en esos años de la Dictadura (1923-1930), el propio rey Alfonso XIII acudía muy a menudo a cazar con el duque de Peñaranda a la dehesa del Guadalperal (término de El Gordo, pero próxima a Peraleda de la Mata).VUELVE A CREARSEEn octubre de 1933, durante los años de la Segunda República, varios vecinos desean reorganizar la Sociedad de Cazadores, que se fundó en 1922 y desapareció al año siguiente, justificando que "lo hacen porque se está perdiendo la caza, tan abundante antes".Pues bien, en el mes de enero de 1934 cuenta ya con 90 socios, que abonan como cuota una peseta mensual; pero se quejan de que "hay otros 60 que carecen de licencia para cazar" (es decir, los denominados hoy "cazadores furtivos"), lo que para ellos resultaba un agravio (pues cazaban y no tributaban, algo que suele sentar muy mal al que sí cumple con tal requisito legal).Presidía esta sociedad el activo Martín Sarró Sánchez (administrador de "Amarnie", entre otras de sus muchas ocupaciones), con Julio José Martínez Sánchez de secretario ("Pepe el de la Morena"; a quien además de la música, también le gustaba la caza). En el mes de abril de ese mismo año 1934 encuentro que esta asociación de caza morala solicita permiso, "como se hacía otros años los días festivos", para celebrar "tiro al gallo" con balas, y "tiro al plato" con perdigones, en un terreno cercado. Es decir, que gracias a esta nota conocemos otra costumbre que practicaban algunos moralos en el pasado. Pero de nuevo desaparece la Sociedad de Cazadores: en esta ocasión fue por culpa de la Guerra Civil. Sin embargo, años después volverá a renacer, según veremos en otra ocasión.APUNTES HISTóRICOSAnteriormente nos referíamos al furtivismo. Para que nos demos una idea, sepamos que en los primeros años del siglo XX se castigaba la infracción a la ley de caza con una pena de 2 meses y un día de arresto mayor (cárcel), más la multa correspondiente con la que se indemnizaba al dueño del terreno (por ejemplo, por cada conejo cazado ilegalmente era multado con 1,5 pesetas, como el jornal diario de entonces).