Nacida y criada en Navalmoral, Justina Luengo Consentino es testigo directo del movimiento comercial de la vía principal, la más concurrida del municipio, a través de los cristales de su quiosco de la ONCE. Poco más de un metro cuadrado en el que además de vender el cupón y charlar con su clientela aprovecha, entre cupón y cupón para, entre otras cosas, leer, escribir o meditar.Estuvo años vendiendo a pie de calle, en la esquina de la calle Antonio Concha con la calle Albuera, pero en los últimos tiempos, desde su quiosco, desafía al frío y el calor con una sonrisa desde este espacio climatizado.Justina es una persona muy conocida y afirma "trato a la gente como a mí me gusta que me traten e intento ayudar en todo lo que puedo a los demás". Mientras atiende su trabajo, más de una vez su situación estratégica le ha servido para echar una mano a aquel que se lo ha pedido, al respecto tiene un gran número de anécdotas como una vez que alertó a una vecina que con las prisas salió a la calle con un zapato de cada color. -¿Se nota que le gusta su trabajo?--Sí, me gusta el contacto con la gente, mantengo una relación familiar con mi clientela, que acude no sólo a comprar el cupón sino también a comentarme sus cosas. Me gusta el tratar con la gente, compartir y el contacto humano que creo que no se debería perder nunca. Le estoy agradecida a mi clientela porque me son muy fieles y soy consciente de que, a pesar de los años, me mantengo aquí gracias a ellos. -¿Cómo se ve la vida a través de los cristales de su quiosco?--A los seres humanos los ves de una manera o de otra dependiendo de cómo estén en cada momento. Unas veces te saludan y otras veces ni te ven porque van a lo suyo y al día siguiente te vuelven a saludar y todo sigue igual. Conozco quien pasa diariamente y a la hora en la que lo hace. -A pesar de que el quiosco tenga calefacción y aire acondicionado es un espacio muy pequeño ¿Es fácil pasar aquí tantas horas?--Es pequeño pero yo estoy encantada. Al principio tienes la sensación de estar en un escaparate y de que todo el mundo ve aquello que haces, es un poco raro, pero después te acostumbras. Es un gran cambio pasar de estar en libertad en la calle, donde tú te acercas a la gente y le preguntas si quieren un cupón a estar esperando a que vengan ellos a comprar. -Además de vender el cupón ¿cómo ocupa el tiempo entre una venta y otra?--Escucho música, leo, escribo... -¿Quién es su clientela?--Hay de todo, antes los jóvenes no compraban el cupón, sin embargo ahora se ha incrementado la venta entre los más jóvenes, tanto hombres como mujeres. -¿Usted tiene una ilusión, como dice un conocido anuncio de la ONCE?--Sueño con dar un día el gordo porque he dado muchos premios pero nunca el gordo. Sueño con que me toque a mí un cupón, con uno me vale y venir al día siguiente y dar a todos mis clientes uno gratis. -¿Vendría a trabajar?