Dicen que lo que se come es lo que se vale. Y esta función no la hace igual una familia con un par de hijos, que un soltero, que una pareja joven sin descendencia, o que un matrimonio de jubilados. Si las neveras hablaran... dirían algo como...

Lo mío son los pasteles, los productos "delicatessem " y el "picoteo". Casi siempre tengo zumos, yogures de sabores y una surtida gama de frutas... Firmado: La nevera de un soltero.

Mis estantes están poblados de leche (hasta un total de 50 litros anuales), zumo, bebidas refrescantes y hamburguesas. No me faltan los huevos, y si tengo que elegir entre las frutas, me inclino por la naranja o el plátano. En mi oferta, tampoco faltan los productos congelados y algún que otro helado. Fdo. La nevera de un estudiante.

Pues, a mi lo que más me va son las verduras y las frutas, las bebidas en envase individuales, y los productos de consumo rápido, (nunca me falta el tetrabrik de caldo casero). Por cierto, conozco toda la gama de yogures de capricho, desde la mousse cremosa al griego con fibra y cereales. Nunca me faltan los huevos, ni la carne, y la leche, por supuesto, semidesnatada. Firmado, el "combi" de una pareja joven y sin hijos.

Lo mío son las bebidas refrescantes (y en pack de ahorro con el 20% gratis), los zumos de fruta y por supuesto, el tomate frito, mi producto estrella. Lo que menos aguanto y más éxito contiene, los productos congelados en toda su gama, desde las barritas de pescado a las pizzas pasando por las croquetas. Pero, a mi no me hables ni de fruta ni de verduras. A medida que aumenta la familia, desaparecen estos productos. ¿Y la carne? La de cerdo y para de contar, que los menores de seis años no quieren oir ni hablar de la ternera. Fdo. El frigorífico de una familia con dos hijos.

A su edad, lo que parece que más conviene son las legumbres, el pescado y la carne, eso sí de pollo. Pero no me hables de platos preparados, yo de eso no entiendo. Lo mío son las verduras congeladas y las hortalizas. Eso sí, el tomate natural, nosotros de tomate frito, nada. Y para beber, alguna "botellina " de mosto, que no se sube al congelador. Firmado: la "fresquera " de unos jubilados.

En definitiva, dime que tienes en la nevera, y te diré quien eres. Unos diarios muy particulares que demuestran que los hábitos alimenticios dependen de muchas cosas, entre ellas, de la edad. Además, evidentemente, del nivel de vida. Al parecer, a medida que éste aumenta, crece la fantasía del paladar (De ahí los caprichos del soltero y de los hogares unipersonales).

Algunos estudios establecen también diferencias alimenticias por regiones. Según parece, los gallegos son los españoles más golosos, a quienes más les gusta el chocolate. Los extremeños junto con los andaluces somos los menos aficionados a la pasta, al contrario que los catalanes y baleares que se mueren por los macarrones, espaguettis... En Castilla, Valencia y Galicia apenas se toman legumbres, plato estrella en Navarra, Asturias y Cataluña. Pero los gustos también dependen del marco urbano donde se vive. Por ejemplo, los productos vegetales congelados registran mayor consumo cuánto más grande es la población. Y en pueblos pequeños y ciudades muy grandes se toma más leche per cápita que en las urbes medianas. últimamente, nuestras neveras hacen hueco a muchos productos exóticos que la demanda de la población inmigrante nos han puesto delante de nuestras narices. Así quienes llegan desde el sur de América popularizan hortalizas como la yuca o frutas como el mango o la papaya y los centroeuropeos son los responsables del incremento de la casquería, productos que hasta hace muy poco, se encontraban de capa caída.

Sin embargo, y según vaticinan, estas diferencias gastronómicas, desaparecerán en aras de un menú cada vez más globalizado, rápido, higiénico y sin toques regionales. Y a partir de ese momento, todos los frigoríficos escribirán un único diario, y entonces, la pregunta será ¿a todos nos quedará el mismo sabor de boca?.