Desde que falleciera el pasado sábado, miles de personas han acudido al Vaticano para dar el último adiós a Juan Pablo II, soportando hasta 12 horas al sol para poder ver al pontífice. Sus restos serán enterrados hoy mismo bajo tierra, cumpliendo así el deseo expreso del Papa que optó por este entierro como muestra de humildad.TESTIMONIOSAlgunas personas de la localidad han tenido la oportunidad de ver muy de cerca a Juan Pablo II, ahora tras su muerte, dan a conocer sus impresiones sobre él.María Dolores Garrido vive en Navalmoral desde hace muchos años. Viajó a Roma en dos ocasiones para poder ver al Santo Padre de cerca. La primera de ellas, según cuenta, "fue hace muchos años, cuando beatificaron a la fundadora de las Hermanitas de los Pobres y a 7 mártires, entre ellos a dos españoles".Para ella ese primer acercamiento en la Basílica de San Pedro fue impresionante, y lo que más recuerda del Papa es su sonrisa "era muy cercana, muy humana", afirma. Su segunda visita tuvo lugar en el año 2000, en el Año Jubilar. En esta ocasión la Plaza de San Pedro estaba llena de gente y no fue igual que en su anterior visita, ya que no tuvo la posibilidad de verlo tan de cerca, aunque pudo comprobar el poder de convocatoria del Juan Pablo II: "era increíble ver a tanta gente reunida. Menos mal que todo estaba muy bien organizado, porque podría haberse formado un auténtico caos", asegura. María Dolores destaca la gran voluntad del Pontífice, y su estado de consciencia pese a estar muy enfermo desde hacía varios años, "sentía que darse a los demás era su deber, y no le importaba su enfermedad", apunta.ángela Miguel es concejal del Partido Popular en el ayuntamiento moralo y también vió al Papa en dos ocasiones. La primera de ellas fue en en una de las visitas del Pontífice a Guadalupe, pero no tuvo la ocasión de verlo muy de cerca. La segunda vez que lo vió fue en un viaje a Roma que hizo con su familia. Este viaje no podrá olvidarlo nunca, puesto que allí tuvo la oportunidad de besar la mano del Santo Padre "ese día no pude comer. Mi sensación fue igual que cuando sales de comer y te quedas muy lleno. A mí me pasó lo mismo", señala. Es consciente de que tuvo muchísima suerte en ese momento, ya que "muy pocas personas han podido ver al Papa tan cerca como yo ese día", afirma.Ángela opina que "Juan Pablo II ha sido un Papa que ha estado en todas partes y apoyando a todas las personas, sobre todo a los jóvenes. El próximo Papa no será como éste".Para ella, el Pontífice transmitía una imagen muy humana, pero a la vez tenía algo de divinidad "sus ojos transmitían una paz inmensa, era como si estuviera muy cerca de Dios", asegura muy convencida ángela.