Vidal Carreño Suárez creció a la sombra de su padre, rodeado de caballos y fascinado por un mundo y un deporte que son hoy el eje de su vida profesional. Este joven moralo de 26 años comenzó sus estudios de doma y salto a los 16, en la Venta la Rubia de Madrid, aunque a los 14 ya había participado en su primera competición, un raid de 160 kilómetros y dos días de duración que tuvo lugar en Navalmoral, quedando en el puesto número doce. Esto le dio ánimos y voluntad suficiente para dedicarse en cuerpo y alma a lo que consideraba su vocación, ser jinete. En la actualidad compagina su función de profesor y gerente del Centro Ecuestre que dirige con su preparación y constante entrenamiento que le permite estar en forma para enfrentarse a los nuevos retos que van surgiendo.TRAYECTORIATiene previsto presentarse en breve a una competición en Salamanca, lo que le servirá de antesala y calentamiento para correr en el mes de mayo la prueba internacional Copa de su Majestad el Rey en Jerez de la Frontera. En su currículo figuran más de cuarenta pruebas a nivel nacional e internacional, que ha disputado por toda la geografía española. Siendo aún un adolescente ganó el raid salmantino y en el año 95, el equipo de Extremadura le seleccionó para representar a esta comunidad en Barcelona, donde consiguió la medalla de bronce y fue nombrado primer jinete extremeño. En la Copa de Federaciones se situó en quinto lugar y en el Campeonato Europeo, en el que sólo se clasificaron cuatro jinetes nacionales, quedó en el puesto 51. Recientemente, con un caballo de su cuadra del que dice que tiene "mucho futuro" se ha presentado a la prueba internacional que se celebró en San Agustín de Guadalix, consiguiendo un octavo lugar del que se siente muy satisfecho, pues de los 22 participantes tan sólo 8 llegaron a la meta. Admira todo lo relacionado con los caballos a los que considera animales "fuertes, potentes y a la vez fáciles de manejar". Según sus palabras existe una compenetración entre animal y jinete que es "difícil de definir y un placer experimentar". Le gusta el contacto con la naturaleza y siempre que la ocasión se lo permite, organiza alguna escapada que le ayuda a oxigenarse y a descubrir rincones y paisajes, a abrir nuevas rutas que recorrer con sus alumnos y aficionados que suelen participar con asiduidad en la excursiones que el centro oferta. Disfruta del trato con la gente y asegura que estas actividades dan como fruto "camaradería, complicidad" y que "muchos después de probar una vez siempre repiten". Comenta que, tras anunciarse en establecimientos de hípica de Madrid recibe mucha clientela de la capital que viene en busca de "un entorno diferente, que les permita huir del ruido de la ciudad".