Continúa la polémica en torno a las viviendas sociales construidas en la calle de la Ermita.Desde que se conociera la adjudicación por parte de la Junta de Extremadura de nueve de estos doce hogares a familias magrebíes las reivindicaciones de algunas personas han sido constantes "tenemos el apoyo del pueblo de Navalmoral. Somos moralos que también lo necesitamos".Así, esta semana un grupo de vecinos ha realizado manifestaciones con el objeto de recaudar firmas de apoyo para que se modifique esta concesión. Son ya 1.277 las firmas recogidas según explicó a La Crónica la portavoz Isabel Sansegundo aunque puntualizó "que hay más firmas que aún no se han contabilizado".Además de concentrarse en la plaza de España, con pancartas en las que podía leerse: "Nuestros hijos también tienen derecho a una vivienda digna. Somos nacidos y criados en Navalmoral, sobre todo somos moralos", acudieron a la oficina comarcal de la vivienda de la Junta de Extremadura y tienen la intención de reunirse con el alcalde de la localidad, Rafael Mateos, aunque según han aclarado desde el ayuntamiento todavía no se ha solicitado dicha entrevista.De entre las personas que han firmado pidiendo la revisión de las concesiones figuran 40 solicitantes de estos pisos. Más de uno afirma que seguirán movilizándose y que están dispuestos a llegar hasta donde sea necesario para que se realice de nuevo el proceso de adjudicación. "Iremos a Mérida si hace falta" y señalan que "si finalmente se entregan nos pondremos delante de las viviendas".CARENCIASAunque casos particulares hay tantos como solicitantes. Juan Francisco Pérez nos ha abierto las puertas de su casa en la calle Fundación Concha. Una vivienda de planta baja de escasos 40 metros cuadrados. En ella viven su madre de 93 años y él, encofrador jubilado que lleva residiendo en Navalmoral desde los 18 años.Pérez ha solicitado una de las 12 viviendas sociales construidas en la calle de La Ermita. Explica que son ya 15 años los que su madre y él llevan viviendo en esta casa de alquiler "tiene muchas humedades" y el mayor problema es la falta de espacio.El estrecho pasillo apenas permite el paso de una persona, por lo que ha descartado utilizar una silla de ruedas que le ayudaría a mejorar la atención a su madre, que ha perdido la movilidad. Debe cuidarla durante las 24 horas del día y cuenta como cada noche debe extender una pequeña cama plegable para poder atenderla.UNA PERSONA ENFERMAExplica que cada día debe cambiar la ropa de la cama de su madre dos veces, debido a su enfermedad y que carece de sitio para tender la colada. La ropa debe secarse dentro de la casa ocasionando que cada vez aumente la humedad. "Necesito una casa de planta baja" explica, "yo sólo podría apañarme pero no mi madre".Asegura que el problema de la adjudicación de las viviendas no es que se vayan a entregar a personas inmigrantes, sino que no ve justa la baremación que se aplica para otorgarla a unos y privar a otros."Soy soltero" afirma Pérez, que no entiende que esta condición le impida poder tener una vivienda. En su opinión habría que ver las circunstancias reales y no dar prioridad a aquellos que tengan mayor número de hijos. Además debería de tenerse en cuenta "la antigüedad", porque afirma que lleva viviendo en Navalmoral 40 años.El malestar que ha surgido con la concesión de estas viviendas sociales, ya se vislumbraba desde finales del año pasado cuando se comprobó que en la baremación primaba el número de hijos de la unidad familiar, así como el número de personas que residieran en un mismo hogar.Esta circunstancia ha hecho que algunos de los solicitantes se echen a la calle para pedir a la Junta que se revisen los expedientes, así como un cambio en la baremación.En estos momentos la entrega de las viviendas está pendiente de la decisión de la Junta después de que la Comisión Local de la Vivienda se reuniera, hace unas semanas, para emitir un informe sobre las alegaciones presentadas que ha sido remitido a la Junta.