A la expectativa. Así es como se encuentran los principales investigadores de nuestro país en el campo del VIH. Aunque los últimos años [wv00]han sido decisivos para el avance de la ciencia en España, todavía quedan muchos puntos negros en esta profesión que se dedica a buscar vías nuevas para tratar la peor epidemia de la historia.En torno a 1984, con los primeros grandes picos de infecciones, muchos países destinaron dinero para que los principales investigadores que en ese momento estaban trabajando en otros campos dirigiesen sus estudios hacia el sida. Eso no ocurrió en nuestro país. Incluso hoy en día la inversión que España dedica a la infección dista mucho de la que otros países dirigen al VIH. Un ejemplo es Francia, que destina al sida 40 millones de euros frente a los cinco que nuestro país emplea en la lucha contra esta enfermedad.Hace 10 años se podían contar con los dedos de la mano los científicos españoles que investigaban sobre el sida. Ahora, una década después, el panorama se ha modificado por completo y ya son unos 50 grupos los que estudian la infección. ¿Qué factores han sido decisivos en ese cambio? Para José Alcamí, director de la Unidad de Inmunopatología del Sida en el Instituto Carlos III de Madrid y coordinador de la Red de Investigación en Sida (RIS), aunque "España ha perdido muchos trenes en la investigación contra el VIH", ha habido varios elementos clave que han permitido contrarrestar las algunas en este campo.MÁS FONDOSA partir de 1996 con el desarrollo de los nuevos fármacos, "las cosas cambian porque los especialistas clínicos toman el liderazgo. Los medicamentos permitieron entender mejor la patología y cómo se recuperaba el sistema inmunológico", apunta Alcamí. Si a esto se une las características de nuestro país, con un sistema de salud gratuito y con una alta incidencia de la infección, se logra un marco específico para que los grupos de especialistas que trataban a los pacientes en los hospitales comenzaran a investigar la enfermedad.Otro gran paso fue el nacimiento en 1998 de la Fundación para la Investigación y Prevención del Sida en España (FIPSE). Esta entidad surge a partir de la colaboración del Ministerio de Sanidad y de la industria farmacéutica y comenzó a aportar fondos específicos para los proyectos orientados a esta enfermedad. "Creo que sobre todo en los últimos cinco años sí ha habido una inyección importante de recursos en el campo de la investigación VIH-sida", afirma Alcamí.Por último, el nacimiento hace tres años de la REd de Investigación de Sida supuso, además de otra entrada de dinero, la posibilidad de que grupos de investigadores clínicos colaborasen con los científicos básicos y con los epidemiologos. Ese marco de gestión y producción ha permitido incluso que expertos en otros campos puedan utilizar sus conocimientos para aplicarlos en el sida. "Estamos haciendo una investigación de calidad. Por eso hay buena y reconocida participación española en eventos internacionales como el reciente Congreso Europeo de Sida o como fue la Conferencia Internacional hace unos años en Barcelona", explica Josep María Gatell, responsable del equipo de Enfermedades Infecciosas y Sida del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona y también coordinador de RIS.ASIGNATURAS PENDIENTESHay muchos asuntos por resolver para que nuestro país se equipare a los de nuestro entorno cercano. "Hemos estado trabajando casi sin dinero", declara ángeles Muñoz Fernández, jefe del laboratorio de inmunobiología molecular del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Además, como explica José Alcamí, "aquí se necesitan estructuras ágiles como los grandes consorcios para coordinador los proyectos y la gestión", explica Alcamí. "Lo que no debería ocurrir es que un investigador se dedique a tareas administrativas debido a que se solicitan muchas becas de pequeña cuantía (a falta de grandes) que generan un gran trabajo burocrático", aclara Gatell.Otro problema es la falta de espacio físico. "En muchas ocasiones nos tenemos que desplazar a otros sitios para hacer parte de nuestro trabajo. "El espacio es mínimo y completamente antiergonómico", afirma Teresa Gallart, investigadora que trabaja en el grupo del doctor Gatell, y que insiste en que ninguna otra esfera que el Gobierno hay promovido ha aprovechado mejor el dinero que la ciencia.Por último, un factor debilitante entre los científicos españoles es la falta de estabilidad. Los fondos se destinan a proyectos no superiores a tres años. Pasado ese tiempo, nadie conoce qué pasará ni con su estudio ni con los investigadores implicados. Un ejemplo es la red de sida. Ninguno de los expertos involucrados en esta institución sabe qué ocurrirá con ella el próximo mes. "La inversión en investigación se tiene que hacer a largo plazo, se requeriría un pacto de Estado que diera lugar a un crecimiento sostenido", sostiene Alcamí. Para conseguir esto, según los científicos consultados, es necesario que los políticos y la sociedad se conciencien de la importancia de la investigación para el desarrollo de un país. Mientras los problemas se solucionan, los científicos españoles siguen adelante orientados en realizar estudios con diversos métodos para averiguar dónde falla el tratamiento.