Lo tenía todo: belleza, talento, fama y a la mujer más bella --Elizabeth Taylor--, pero el actor galés Richard Burton, protagonista de Equus o La noche de la iguana , trufó su vida de excesos, tormentos, alcohol y frustración hasta completar un mito de cuya desaparición se cumplen hoy 25 años.

Un derrame cerebral cerró el 5 de agosto de 1984 en Suiza la vida de Richard Jenkins, más conocido como Burton, un actor sobrepasado por su visceralidad: la que canalizaba para sus mejores creaciones en la pantalla y en la escena, pero también la que dominó su vida personal hasta convertirlo en carnaza para la crónica social.

Aun así, nunca pudo dejar de hacer lo que mejor sabía. Ofrecer interpretaciones memorables en muchas grandes películas, hasta el punto de optar siete veces al Oscar, un premio que nunca ganó.

El final de su vida fue decadente, triste y amargo. Con los años, con unos kilos de más y mucho más litros de alcohol en la sangre, llegaría a decirle a un periodista: "Puedes usted ser todo lo despiadado que quiera conmigo. No se preocupe, sólo estará haciéndome justicia".