Por 60 céntimos de euros (hay precios especiales para grupo) los espectadores que se acerquen a una de las taquillas del teatro López de Ayala de Badajoz --la más cercana a la calle Pedro de Valdivia-- podrán ver y escuchar desde la calle un fragmento de una obra de Lope de Vega, Calderón, Shakespeare, Zorrilla y Molière o disfrutar de un pequeño espectáculo musical o de teatro experimental.

Esta es la propuesta con la que la compañía La Textual ha ocupado la taquilla hasta el 9 de noviembre (de seis de la tarde a nueve de la noche) y la ha convertido en una especie de "camarote de los hermanos Marx", según definió ayer Joan-Ignasi Ortuño, su ideólogo, director y actor.

Este experimento teatral "alocado" lleva por título Hay que pasar por taquilla . La función comienza cuando el espectador hace su elección -- se ofrecen un centenar de obras-- y "paga", bromeó Ortuño ayer en la presentación de esta experiencia "nueva y única", en la que estuvo acompañado por el director del López, Miguel Murillo.

Las representaciones son personalizadas y pueden durar "10 minutos, 25 o nada" porque depende de la respuesta del espectador. Hasta ahora, al otro lado de la taquilla Ortuño se ha encontrado de todo: unos han entendido su experimento, otros le han hecho sentir como si no existiera y hay quienes han vuelto a por más. También le han confundido con el guadarropas o simplemente han acercado su cabeza a la taquilla para preguntarle por una calle.

"La mirada del espectador en mí y la mía en él es fascinante". Para el director y actor --aunque él prefiere definirse como actuador -- esa conexión que se crea a ambos lados de la taquilla es la mayor satisfacción que obtiene con su trabajo. "Quiero transmitir lo que se cuece dentro de la taquilla, pero también lo que pasa fuera que para mí es muy interesante como experimento". Tras permanecer 18 días en su particular laboratorio, llegará el momento de las conclusiones. Hasta entonces, Hay que pasar por taquilla .