Con cada muerte algo irremplazable muere también, pensaba el fotógrafo estadounidense Edward S. Curtis, que acometió un proyecto titánico que arruinó su vida, pero logró preservar la cultura india de América. Ochenta testimonios de aquella empresa que le llevó un tercio del siglo XX por gran parte del territorio de su país se expone en el centro cultural Capitol de Caja Duero en Cáceres. La muestra, inaugurada ayer, reúne fotografías originales y fotograbados de los más de 40.000 que tomó Curtis de las culturas indias de Estados Unidos. Logró acercarse a ellas y conseguir que le aceptaran. Fotografió a sus gentes, sus costumbres, sus modos de vida y publicó veinte volúmenes que son el testimonio más acabado de estas gentes que se conoce.

La muestra, que ha sido vista en Soria, Madrid y Salamanca, la han comisariado Christopher G. Cardozo, el descubridor del legado de Curtis, y Todd Brandow, que se desplazó a la presentación de Cáceres.

Nacido en 1868, Curtis trabajó como fotógrafo de la alta sociedad de Seattle. Poco después viajó a Washington y Nueva York y se convirtió en uno de los grandes retratistas de la época.

Su vida cambió en 1900 cuando fue testigo del baile del sol , una danza india. Entonces concibió el proyecto de recoger en imágenes una cultura que creía al borde de la extinción.

VEINTE VOLUMENES Para costearlo pensó en elaborar 20 volúmenes y lograr suscripciones por adelantado dedicando cada libro a una tribu. Pero este dinero no fue suficiente y consiguió que la banca Morgan lo financiase con 200.000 dólares.

Durante 30 años viajó por todo Estados Unidos y tomó más de 40.000 imágenes. Llamado el captador de sombras por los propios indios, se desplazó con con dos especialistas, uno para describir cómo vivían los habitantes de las tribus y otro que transcribió los sonidos de las lenguas tribales. El esfuerzo que realizó acabó con su matrimonio y le arruinó. Al morir en 1952, su legado se perdió hasta que en los años 70 Christopher Cardozo lo recuperó. Personajes, viviendas, objetos, ritos, costumbres que acercan el mundo material y espiritual de estas gentes asoman en las imágenes de Curtius, que pueden verse junto a un documental rodado por Curtis en tierras indias en 1915 y material histórico (documentos y placas fotográficas).