En Abbadón el exterminador , escribe Francisco Casavella en el prólogo del volumen de esta novela que mañana entrega EL PERIODICO EXTREMADURA, Ernesto Sábato profetiza el desastre argentino de 1976. Era 1974 y fue su última novela. Luego publicaría textos diarísticos, ensayos; pero ya ninguna ficción más. Lo que su vida había sido (el horror que había vivido, sentido) habían quedado plasmada en una narrativa corta (además de esta novela, El túnel y Sobre héroes y tumbas ).

Nacido en Buenos Aires en 1911, se doctorado en Física y trabajó en un laboratorio en París hasta que en 1947 renunció a su trabajo por la literatura. Renegando de la ciencia, su primer libro, Uno y el universo , censuraba la moral neutral de la ciencia heredada del siglo XIX, por lo que decidió investigar sobre las posibilidades que ofrecería la literatura para analizar problemas existenciales.

También renegó del comunismo y de la posibilidad del suicidio. Todas estas experiencias fue vertiéndolas en su reducida pero intensa literatura: autobiográfica, metafórica, de fuerte carga simbólica constituye un descenso a los infiernos del horror del siglo XX. La vida civil de Sábato tiene un momento álgido en los procesos seguidos contra los militares de la dictadura argentina. Entonces escribe un texto en el que se recogen los hechos más ignominiosos de aquel periodo. Reconocido en 1984 con el Cervantes, se alejó de la escritura para dedicarse a la pintura.