A los 74 años, Clint Eastwood, desde el domingo el director de más edad premiado con un Oscar, se siente "como un niño". A los 33, Alejandro Amenábar ha conseguido lo que nunca logró su adorado Alfred Hitchcock. Jamie Foxx es capaz de poner en pie a lo más granado de Hollywood en pie. Hilary Swank logra su segundo Oscar en cinco años. Morgan Freeman, el primero de su larga trayectoria. Hay estatuillas para dos de los escritores más independientes y originales de Estados Unidos, Alexander Payne y Charlie Kaufman. Y Martin Scorsese, mientras, sigue esperando.

La 77 edición de los premios de la Academia de Hollywood celebrada el domingo con toda su espectacularidad en el Kodak Theatre de Los Angeles tuvo casi todo lo que se le puede pedir a los Oscar: vencedores, vencidos y emoción. Y el primer premio en su historia para una canción en español, celebrado por Jorge Drexler con elegancia suprema tras una situación incómoda.

El momento más importante para el cine español llegó en la parte final de la gala, cuando Gwyneth Paltrow leyó los cinco títulos candidatos al Oscar en categoría de habla no inglesa.

OVACION PARA BARDEM Al abrir el sobre, su grito de "España" hizo que todos los esfuerzos de la maratoniana campaña de promoción valieran la pena. Sobre el escenario, Amenábar dedicó el premio primero a Ramón Sampedro --del que dijo que, pese a su lucha por el derecho a morir, "extendió vida a su alrededor"--, luego, a Javier Bardem --lo que provocó una sonora ovación-- y finalmente, al productor que le acompañaba, Fernando Bovaira, y al equipo de Mar adentro .

Quedaban por llegar los grandes premios, esos que debían definir una noche marcada por un duelo entre Eastwood y Scorsese, entre la madurez y dureza de Million dollar baby --según Eastwood, una película "humilde en términos de financiación"-- y la enormidad de El aviador .

APUESTA ARRIESGADA Y aunque numéricamente la triunfadora fue la biografía parcial de Howard Hughes, que ganó cinco de las 11 estatuillas a las que optaba, incluyendo la de mejor actriz secundaria para Cate Blanchett, la Academia sorprendió con una apuesta más arriesgada. La élite de Hollywood premió un canto a la búsqueda de la familia magistralmente servida como una historia de boxeo y eutanasia. Y con los Oscar al mejor director y a la mejor película --además de los de Swank y Freeman-- colocó a Eastwood en el mismo lugar en el que ya estuvo hace 12 años por Sin perdón .

"Me gustaría recordar a los que financian las películas que no olviden a los mayores", dijo Eastwood a la prensa repitiendo su homenaje particular a Sidney Lumet, el director reconocido con el Oscar honorífico. "Una de las cosas buenas de entrar en la séptima década de vida es que ¿qué demonios te pueden hacer ya? Nada", continuó.

Antes, sobre el escenario, se había mostrado "feliz de estar aquí y seguir trabajando" y, haciendo que el mundo volviera la mirada a su madre, una fabulosa señora de 96 años, demostró que esa magnifíca forma de envejecer le va en los genes.

La noche dulce para tantos fue amarga para Scorsese. Pero, incluso sin Oscar, el director tuvo sus momentos de reverencia. Quizá quien mejor expresó la admiración por él fue Blanchett, que dirigió al director una de esas frases que también pasan a los anales: "Espero que mi hijo se case con tu hija".