Tras permanecer ocho años cerrada al público, la cueva original de Altamira, en la localidad cántabra de Santillana del Mar, podrá volver a ser visitada a partir de finales de este año. Así lo anunciaron ayer la ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, y el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, al finalizar la reunión del nuevo Patronato del Museo de Altamira.

No será una reapertura total sino que se permitirá el acceso restringido y con las limitaciones necesarias para no perjudicar las pinturas y garantizar su conservación, muy dañada tras décadas de visitas masivas en las que se llegó a los 175.000 visitantes al año. Para equilibrar el turismo y la preservación de la considerada capilla sixtina del arte paleolítico, en el encuentro de ayer también se acordó la constitución de un grupo de trabajo que tiene como objetivo fijar, para antes de noviembre, un régimen de visitas que garantice "la conservación integral de la cueva y su contenido", explicó González-Sinde. "La voluntad es --según Revilla-- que, con todos los controles que sean necesarios, haya una accesibilidad, aunque sea mínima, a la cueva".

El grupo de trabajo contará con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que fue el organismo que en el 2002 dio la voz de alarma sobre la degradación que sufrían las pinturas a causa de la presencia de unos microorganismos que deterioraban la piedra, y cuyos expertos han estudiado el estado de todo el complejo mientras ha permanecido cerrado. Durante este tiempo de clausura, los visitantes de Altamira han tenido que conformarse con contemplar la réplica exacta de la gruta que se inauguró en el 2001.