Arrancó el Festival de Teatro Clásico de Mérida y lo hizo de la mejor manera posible. Con una obra de teatro en estado puro, donde el diálogo se convirtió el principal protagonista gracias al buen trabajo de los 6 actores. Sin artificios, con una escena casi desnuda, Fedra abrió ayer el telón de la LIII edición del certamen emeritense. Las algo más de 2.000 personas que asistieron al estreno --el teatro no se llenó-- disfrutaron de una obra en la que por encima de todo resaltó el regreso de Ana Belén al Festival de Mérida tras 12 años de ausencia.

La actriz tenía a mano uno de esos papeles en los que parece sentirse cómoda. El de una mujer apasionada hasta la extenuación, consumida por un amor prohibido pero tan poderoso que acaba convirtiéndose en enfermedad. Su actuación fue convincente a pesar de la dificultad --su papel tiene varios monólogos tremendos en la soledad de una escena vacía-- y tras el espectáculo el público la premió con una impresionante ovación.

Pero no fue la única que triunfó en el escenario. Fran Perea --Hipólito, el hijastro del que se enamora Fedra-- también estuvo a la altura, al igual que Chema Muñoz --Teseo--, pese a que en sus primeros minutos se mostró algo inseguro, acabó haciéndose con el personaje con una solidez destacable.

Y si hubo alguna actuación que destacó por encima del resto fue la de la veterana Alicia Hermida --Enone--, una especie de Celestina fiel a su señora Fedra y convencida de que el amor es una enfermedad incurable, según sus propias palabras.

En cuanto al texto en sí, combina momentos de falta de ritmo y diálogos algo reiterativos y excesivamente largos con otros de gran intensidad, como la inquietante escena que comparten Hipólito y Fedra o, casi por encima de esta, el reencuentro de Teseo con su hijo. Luces tenues y sombrías, una música al servicio del texto y un teatro romano poco utilizado por el director, José Carlos Plaza, completan una obra que estará en escena hasta mañana y la semana que viene de martes a domingo.

Tras el estreno, Ana Belén declaró sentir "euforia y un gran vacío", todo ello combinado con la felicidad que produce volver a un lugar en el que "sientes las energías". Por su parte, Fran Perea admitió que el teatro romano "impone"; mientras Plaza dijo que la interpretación de Ana Belén es "lo más impresionante que he visto en mi vida".