¿Qué perciben los niños? ¿Cómo afrontan el mundo complejo, cambiante, incapaces ellos de notar sus matices, de entender los códigos sociales? La escritora y cineasta italiana Lorenza Mazzetti crea en la novela El cielo se cae la voz de una niña que reinterpreta el mundo adulto a partir de sensaciones e incomprensiones en el tiempo dramático de la Segunda Guerra Mundial.

El lector conoce previamente algunos hechos históricos básicos: el estallido bélico, la invasión nazi de Europa al este y al oeste, la persecución de los judíos... Cuando accede a la novela, se encuentra ya en el centro de los sucesos, pero estos quedan lejos y algo inconcretos al ser narrados por una niña (Penny), acogida en una villa italiana por una familia de origen judío. Su infancia está llena de huecos, y solo las emociones son capaces de conmoverla. El persona de Penny es un trasunto de la autora, que trasladó a esta novela, publicada por la editorial extremeña Periférica, su vida durante la guerra, marcada durante largo tiempo por la muerte de aquellos familiares a manos de los alemanes.

Corriente renovadora

Mazzetti (Florencia, 1928) escribió sobre esos hechos después de pasar varios años de estudio en Londres.

A principios de los años 50 había viajado a la capital inglesa, donde desarrolló una breve carrera con directora de cine vinculada al movimiento Free Cinema junto a la plana mayor de esta corriente renovadora (Karen Reisz, Tony Richardson y Lindsay Anderson).

En 1959 regresó a Italia, trabajó para la radio televisión italiana y colaboró con Cesare Zavattini, guionista de Ladrón de bicicletas o El jardín de los Finzi Contini .

No le fue fácil a Mazzetti, años después de vivir los hechos dramáticos que recrea en su novela, llegar a la escritura del pasado. Según ha recordado, intentó olvidar la muerte de sus familiares, pero no le fue posible, de manera que durante un tiempo visitó a un siquiatra, que le aconsejó que escribiera sobre lo que había visto porque podría ayudarle a curarse. Y así lo hizo.

Amistad

Mazzetti dio forma a la voz de una niña y a través de ella narra la historia, de modo que alguien ajeno a esta leería desde una mente infantil y, como le ocurre al personaje, no alcanzaría a entender el horror de la guerra, o conocería el modo en que una niña puede entablar algo remotamente parecido a la amistad con los nazis, cuando estos llegan a la casa familiar en busca de los parientes judíos.

A ellos recuerda este libro en la dedicatoria que les escribió. "Dedico este libro a mi tío Robert Einstein, primo de Albert, a mi tía Nina Mazzetti Einstein y a mis primas Annamaria (Cicci) y Luce Einstein. Todos ellos reposan en el cementerio de la Badiuzza, en Florencia, entre San Donato, en la colina, y Rignano, a orillas del Arno. Sobre su tumba está escrito ´masacrados por los alemanes el 3 de agosto de 1944´". Como la escritora recordó, su hermana y ella fueron perdonadas por las SS porque no se llamaban Einstein sino Mazzetti.