Investigar un crimen ocurrido hace 20 años en un pueblo de Canarias es la misión que recibe José García Gago, el último (por ahora) detective privado que ha nacido en la literatura española. Su creador, Antonio Lozano, quiere hacer de su héroe un personaje de serial que se haga un hueco en el ya concurrido panorama de pintorescos investigadores y policías que abundan en la narrativa europea de las dos últimas décadas. De momento, se estrena con un caso complejo en Preludio para una muerte (Ediciones B).

Esta es la tercera novela policiaca que firma Lozano (Tánger, 1956) aunque la primera del personaje que toma su nombre de un músico catalán y por el que el autor siente preferencia. Lozano ha recogido algunos galardones con dos obras anteriores de género negro: Harraga (2002) obtuvo el Novelpol y una mención especial en la Semana Negra de Gijón, y Donde mueren los ríos , finalista del premio Brigada 21.

Profesor de francés en Agüimes (Gran Canaria), ha tomado como referencia un hecho real ocurrido hace tiempo en este municipio para encarar la ficción. Si en la realidad fue una anciana la víctima de una muerte violenta, y aún sin resolver, en la novela es un hombre cuyo asesinato a machetazos divide al pueblo. Pese a que todos se ven afectados y se autoimpongan el silencio, el hecho sigue removiendo las conciencias.

"Los pueblos son más apacibles, quizá haya más comunicación y solidaridad entre los vecinos, pero también mayor control social", explica Lozano, que ha trasladado a su detective desde la gran ciudad a una población rural para destacar las tensiones sociales de la España profunda. En las pequeñas poblaciones, añade, "hay otras claves que condicionan la crueldad y el enjuiciamiento moral de los actos". Como se destaca en la trama, "el amor propio puede más que la justicia".

LITERATURA Y MUSICA El protagonista tiene una edad indeterminada, "entre 45 y 55 años", ama la literatura --Edgar A. Poe y su obra La carta robada son una pieza más del misterio-- y la música, especialmente el preludio de la suite de cámara del auténtico García Gago, que servirá de enlace a los personajes.

"Su carácter es algo melancólico", dice Lozano, "porque tiene la sensación de que su fracaso matrimonial ha robado parte de su vida". La vocación detectivesca del personaje nace por la pasión que siente por la novela negra, una coincidencia con el autor que tiene como "gran referencia" la dimensión humanista de Graham Greene. Es posible que en futuras entregas el detective vaya a la Península.