LUGAR DE NACIMIENTO ALBACETE

FECHA 1939

OBRA ´EL CENTRO INACCESIBLE´, QUE REUNE SUS CUATRO PRIMEROS LIBROS DE POEMAS; ´DIARIO AUSTRAL, ´CARGAR LA SUERTE´ Y ´´ESQUIRLAS´, DIETARIOS; ´INFANCIA Y CORRUPCIONES´ Y ´JAZZ Y DIAS DE LLUVIA´, MEMORIAS

El escritor Antonio Martínez Sarrión abrió ayer el ciclo Un cálido verano de jazz y literatura organizado por el Museo de Bellas Artes de Badajoz. Adscrito a la generación poética de los novísimos , de finales de los años 60, a partir de 1990 inicia la publicación de sus tres volúmenes de memorias y sus dietarios. Amante del cine, de la música y, naturalmente, de la literatura, recuerda en esta entrevista algunos de los rasgos de su generación (recogidos en el tercer tomo de sus memorias Jazz y días de lluvia ) de la que ayer habló en la capital pacense.

--¿Cómo sigue viviendo alguien cuando se pone a recordar?

--Sigo teniendo ilusión por las cosas, creo en el arte, en la libertad, en un futuro mejor. Pero es cierto que a mi vida más movida de los 60 ha sucedido una vida más sosegada.

--En sus memorias, usted describe el clima moral de la época. Pero lo cuenta con cierta distancia. No hay, salvo alguna excepción, ajustes de cuentas. ¿Qué poso queda de aquello?

--Pues que entonces el franquismo entraba en una lentísima decadencia y que nosotros lo vivimos como una fiesta que concluyó, creo, con el 23-F. Todo esto lo describo como un friso donde cuento sucesos, hablo de las corrientes literarias de la época y el personaje principal queda como en segunda fila, aunque incluyo mis opiniones.

--Destaca sobre todo la amistad. ¿Qué sentido tenía para usted?

--Yo tuve una suerte inmensa porque he sido millonario en amigos y de todo ello queda un recuerdo riquísimo. Carlos Castilla del Pino (psiquiatra y escritor), al leer mis memorias, me decía: "Se ve que maduras", por cómo trato a mis amigos. Para mí, la amistad es uno de los valores supremos porque es desinteresado, no tiene las dependencias sentimentales de las relaciones amorosas o familiares.

--En su textos apenas asoma la intimidad.

--Entra la intimidad que estimo suficiente. Abomino de esa prensa del corazón, pornográfica que expone los sentimientos públicamente. Yo, desde luego, no cuento mis amores. Además, cultivo el dietario más que un diario del día a día, y en este sentido el dietario es más proclive a la meditación sobre las artes, la moral, pero no entra en la intimidad, a pesar de que yo creo que hay elementos suficientes de mí en ellos.

--Es recurrente hablar de su generación como de una generación de bebedores. ¿Qué representaba el alcohol en ella?

--Literatura y alcohol van unidos. Yo creo que tiene que ver algo con la constitución sensible y tímida de los escritores, y para salvar esa cortedad uno toma alcohol que nos vuelve más expresivos. Luego está que uno sea buen o mal bebedor.

--Y usted cómo ha sido?

--He intentado ser buen bebedor, pero ahora ya bebo poco.

--Uno de sus recuerdos más emotivos es el de Juan Benet.

--Sí, es alguien fundamental para mí. Conocerlo y estar con él fue una fiesta, un lujo. Como con Octavio Paz. Ambos nos enseñaron otros caminos de la literatura. Paz, desde su mirada hacia Oriente, y Benet hacia el mundo anglosajón. Eran hombres tan potentes que tenían admiradores y detractores. A Benet se le tachaba de altivo, pero era producto de su timidez. En la intimidad no era así.

--Usted perteneció a los novísimos. ¿Qué queda de ellos en usted, qué queda de esa poesía en usted?

--Bueno, ya no somos novísimos. En mi caso, he ido depurando la expresión de la excesiva acumulación de referentes culturales y he introducido los sentimientos.