Setecientas personas, entre inquietas y sorprendidas, presenciaron ayer la inauguración de la sala XX del Palacio de las Naciones de Ginebra, dedicada a los debates sobre los derechos humanos y sobre la Alianza de Civilizaciones. La presentación en público de la rompedora cúpula del pintor mallorquín Miquel Barceló contó con unos ponentes de lujo en un acto que fue un espaldarazo internacional para España. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y los reyes Juan Carlos y Sofía ejercieron de anfitriones, rodeados por el presidente suizo, Pascal Couchepin, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero; el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos; el director general de la ONU de Ginebra, Sergei Ordzhonikidze; y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que dijo: "Miro esta cúpula y veo en ella los colores de la libertad". El pintor asistió a la catarata de elogios desde la primera fila. Y, durante su intervención, leyó una especie de poema, primero en francés, después en catalán --lo que provocó los murmullos de la concurrencia-- y finalmente en español. En su recitar, Barceló evocó el Sahel, que es la zona desde la que mira el mundo durante sus largas estancias en Mali, y descifró algunos enigmas de la obra: "Mar agitado, espuma blanca y reflejo del mundo".