La compañía andaluza Atalaya estrenó anoche en el anfiteatro romano su espectáculo Medea, la extranjera , una revisión del mito más representado en la historia del Festival de Teatro Clásico de Mérida, que propone una arriesgada inmersión en la mente de uno de los personajes más controvertidos de la historia del teatro grecolatino.

Atalaya, bajo la dirección de Ricardo Iniesta, muestra la historia de Medea desde la Cólquide, la tierra de esta mujer que por el amor de Jasón abandonó su patria y traicionó a su familia. A través de un complicado juego de voces y un escenario que apuesta decididamente por el minimalismo, los actores trasladan al público de una escena a otra de forma trepidante. En esta versión, elaborada por Carlos Iniesta y que se surte de textos clásicos y modernos, se utiliza un lenguaje contemporáneo, y a veces soez, que refleja a la perfección la diferencia entre el mundo primitivo y "bárbaro", el de la Cólquide de Medea, y el sofisticamiento de la Corinto de Jasón. O, lo que es lo mismo, el muro norte-sur que aún hoy divide el mundo.

Medea es una mujer de fuertes pasiones y, en este caso, llena de contradicciones y luchas internas perfectamente encarnadas por cuatro Medeas --fuego, tierra, mar y aire-- y que conducen al espectador por el infierno que pasa el personaje tras descubrir que nunca encajará en un mundo que no es el suyo. Aún así, el amor la mantiene viva hasta que descubre la traición de Jasón y la obra muestra como, de algún modo, se ve arrastrada y obligada a hacer lo que hace.

LA PERDIDA DE LA PATRIA En ese momento es consciente de que ha perdido su patria y, a través de conjuros y cánticos, vuelve a sus orígenes primitivos. Igual que el amor, el odio y el despecho le llevan a cometer los crímenes más perversos, hasta acabar asesinando a sus propios hijos.

Además del buen trabajo de los actores, brillan los cantos étnicos que inundan el espectáculo y que alcanzan momentos de gran tensión emocional. Destaca el instante en el que una de las Medeas narra la boda de Jasón con Glauce, a la que maldice y acaba convirtiendo en una "antorcha humana".

Con constantes alusiones al drama de la inmigración y la pérdida de la identidad, se trata de una revisión del clásico de Medea , que encandila a los amantes y conocedores de este mito debido a que ofrece un nuevo plano nunca abordado hasta ahora. Aunque es complicada de seguir para aquellos que se acerquen por primera vez a conocer la terrible historia de esta mujer que por amor fue capaz de matar a su hermano y a sus hijos.