En el centro del escenario, el fundador de la Legión española, el general Millán Astray, canta, grita, se exaspera, recuerda. Se halla rodeado de fantasmas, el principal de los cuales es el Unamuno retador, osado, que le plantó cara (al propio Millán, pero sobre todo al ejército de Franco y sus secuaces) en un acto oficial en septiembre de 1936. Y así el militar evoca la historia propia, la de un extremista, que fue arrumbado por sus propios compañeros, y la de un país en tiempo de guerra.

De ello habla Cantando bajo las balas , la obra teatral de Antonio Alamo que sostiene en escena casi en solitario (salvo un músico, Mariano Marín) el actor Adolfo Fernández.

El montaje, que se presentó hace unas semanas en Badajoz, vuelve al teatro extremeño, hoy en la sala Trajano de Mérida.