Paul Auster, escritor neoyorquino galardonado este año con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, aseguró ayer en Oviedo que "la única forma" de escribir novelas es hacerlo desde "la libertad absoluta", sin pensar en la posible reacción de otras personas o colectivos. "Si te pones a pensar que puedes ofender a alguien estás traicionando a la literatura", afirmó el autor de El palacio de la luna al hilo de una pregunta sobre la tentación de la autocensura ante el amenazante malestar de algunos sectores del islamismo radical.

En una multitudinaria rueda de prensa que precedió a un distendido coloquio con Pedro Almodóvar en el Teatro Jovellanos de Gijón, Auster desveló algunas claves sobre su relación con el oficio de escribir. Afirmó que desconoce "la razón real" por la que se dedica a inventar historias y apuntó: "Si algo he aprendido escribiendo es lo imbécil que soy. Cuanto mayor me hago --añadió--, más claro tengo lo poco que entiendo de las cosas".

Respecto al carácter innovador que la crítica y el jurado del Príncipe de Asturias han destacado en su obra literaria, Auster consideró que el deber de todo creador es "intentar no repetir lo que ya se ha hecho, hallar su propia forma de hacer las cosas". Subrayó, no obstante, que en su caso la búsqueda de la originalidad está al servicio de un objetivo prioritario, que es hallar la forma de expresión "más sincera, clara y honesta posible".

EL MATERIAL "En mi caso --señaló--, es el material, el contenido, el que determina la forma de mis obras; es algo orgánico que surge de mi inconsciente y por eso mis libros son tan distintos". Eso le obliga, apuntó, a "aprender a escribir" cada vez que inicia una nueva obra. Viajes en el scriptorium será el título de su próxima novela. Auster solo quiso adelantar que es "un libro muy raro, porque se trata de una historia que transcurre en pocas horas y en una sola habitación". La obra se publicará el próximo mes de febrero, una fecha "importante" ya que coincidirá con el 60 cumpleaños del escritor.

Auster se mostró muy crítico con los contenidos de los medios informativos de su país, a los que dijo no prestar demasiada atención.El escritor dijo que la repercusión mediática de su obra no le quita el sueño e indicó que afrontaba su comparecencia en la rueda de prensa como "un deber" que contrajo al aceptar el premio.