Suena a trama de la guerra fría o de película de espías, con robo de microchips o de microfilmes incluido y tráfico de secretos industriales o de Estado. Es, sin embargo, el último capítulo en la tortuosa relación de Brad Pitt y Angelina Jolie con su fama. No se sabe quién ni dónde ha robado la tarjeta de memoria de la cámara digital de la pareja y, ante la posibilidad de que las imágenes empiecen a diseminarse --sin contrapartida económica para ellos o para sus labores filantrópicas--, sus abogados se han puesto en pie de guerra.

El bufete Lavely & Singer ha enviado a medios impresos y de internet una misiva con contundente lenguaje. En ella aseguran que la tarjeta ya está en el mercado y ha sido ofrecida a varios medios de comunicación, y se advierte de que quien se atreva a publicar las imágenes "se enfrentará a acciones legales que buscarán sustanciosos daños de compensación y punitivos".

ESTAMPAS FAMILIARES A diferencia de otros famosos pillados in fraganti en vídeos o fotos subidas de tono, Pitt y Jolie no tienen de qué preocuparse, al menos en ese sentido. Según parece por las informaciones aparecidas en la prensa las imágenes son inocentes retratos de familia donde los actores aparecen con sus dos hijos adoptivos, Maddox y Zahara, recuerdos de la fiesta celebrada con motivo del nacimiento en Namibia de su última hija, Shiloh Nouvel, y otros momentos privados.

Esa es la clave para entender la contundente advertencia de acciones legales, según explica el comunicado difundido por el bufete. "Es obvio para cualquiera que vea las fotos robadas que se tomaron en privado y que solo pueden haber sido realizadas por nuestros clientes y/o algún miembro de su familia, que poseen todos los derechos".