El director más taquillero del 2007, gracias a El orfanato , entró un día en el despacho de Paolo Vasile, máximo responsable de Telecinco Cinema, y le soltó: "Quiero hacer lo imposible". Meses después de lanzar ese órdago, J. A. Bayona ya está en ello. El cineasta barcelonés comenzó en agosto a rodar en inglés Lo imposible , que recrea el tsunami que asoló el sureste asiático en el 2004. "Imposible" es, de hecho, la palabra que más escuchó mientras investigaba la tragedia para realizar la película. ¿Qué es imposible? "Todo aquello tan absoluto que acaba venciéndote", contesta el director durante un descanso del rodaje en los estudios de Ciudad de la Luz (Alicante), donde hace unos días atendió a un grupo de periodistas.

Primera advertencia. Esto no es una película de desastres. No es Independece Day . El protagonismo de Lo imposible no recae en el tsunami sino en la pareja que lo sufre: Naomi Watts y Ewan McGregor. "No sé muy bien cómo definir la película. McGregor me dijo que no se parecía a nada de lo que había visto o leído en su vida", afirma Bayona. Sentada junto al barcelonés, Watts añade: "Cuando leí el guión, en la tercera página me di cuenta de que era mucho más que una película de desastres. Es un relato rebosante de humanidad y emoción". Es también una de las grandes producciones españolas del año, cuyo coste no quisieron desvelar sus responsables.

Hablamos de un desastre descomunal, pero el tono de la película no es de fantasía sino de realidad. Así que adiós a los efectos digitales. El agua es agua. Y las olas son olas. Lo imposible se está rodando en el tanque de agua más grande del mundo, ubicado en la Ciudad de la Luz. Tiene medidas similares al de Rosarito (Baja California), donde James Cameron rodó Titanic . El tanque de Alicante alberga 12 millones de litros. Tarda en llenarse, atención, 30 horas. Después le añaden productos para darle aspecto de sucio y echan de todo: desde árboles hasta restos de una casa pasando por una moto llena de barro. Luego, 40 bombas mueven el agua imitando el efecto del tsunami. Todo está calculado. Hay cien personas trabajando ahora mismo en la película. Se oye hablar en inglés, castellano y catalán.

Bayona, enfundado en un traje de neopreno, está metido en el tanque junto a Watts y al niño Tom Holland (que interpreta al hijo de la pareja protagonista). Las bombas no están en funcionamiento y el agua está tranquila, pero se escucha una música atronadora que suena a gritos y desastre. Hay que meterse en la piel de las víctimas. Watts lo hace, pero es una estrella de ámbito internacional y tiene sus exigencias: la temperatura no puede superar los 29,3 grados. "Es un rodaje muy duro físicamente, aunque un poco menos que King Kong", admite la actriz.

Lo imposible tendrá muertos. Pero no serán gratuitos. "Aquí los cadáveres no son de atrezo", enfatiza Bayona, que antes de ponerse detrás de la cámara habló con familiares de víctimas. "Es una tragedia reciente y hay que ir con cuidado", añade.

Respecto a las conclusiones de la película, Bayona tiene claro que su objetivo no es dar lecciones a nadie y menos lecciones de vida. Lo imposible será, simplemente, "una página en blanco en la que el público pueda proyectarse".

Se acaba el tiempo. El director y los actores vuelven al tanque. Cuando acabe el trabajo en Alicante, a finales de octubre, el siguiente paso será Tailandia, donde rodarán hasta Navidad.