En el mismo escenario histórico de sus anteriores novelas, la Edad Media, que le es tan grato al autor --"permite el máximo de conflicto y de suspense"--, Peter Berling sitúa A la sombra de las dagas asesinas, el paraíso (Planeta), una historia sobre la convivencia y el odio entre culturas en la que da protagonismo a la legendaria secta de los asesinos.

Las cruzadas, Saladino, las promesas del Corán, el harén y la orden del Temple son protagonistas de una trama ante la que son inevitables las comparaciones con la actualidad. Berling está dispuesto a entrar en el juego de las semejanzas, pero con rigor.

Para este maestro de la novela histórica las cruzadas fueron un gran paso para la salvaje Europa porque "por primera vez Occidente entró en contacto con una cultura más desarrollada". Y le resulta gracioso analizar el parecido con lo que ocurre con la guerra de Irak. "Tanto los invasores americanos como los cruzados cometieron la ingenuidad de pensar que los aborígenes les iban a adorar". Es el mismo error que, afirma, cometieron los sucesores de Colón, Napoleón a las puertas de Moscú y Hitler al invadir Polonia.

A la sombra de las dagas, el paraíso relata la amistad entre Víctor, hijo de un antiguo caballero templario, y Sayf, vástago del celador del harén. Ambos comparten el deseo de pertenecer a la secta de los asesinos y sueñan con ser enviados a una misión suicida para poder acceder al paraíso de las vírgenes, como promete el viejo de la montaña, guardián del enclave estratégico de la secta.

CRISTIANOS A Berling, nacido en 1934 en una zona que entonces pertenecía a Alemania y hoy a Polonia, le llama la atención que alguien "sacrifique su vida" por una causa.

"Hoy no lo comprendo", afirma, pero la diferencia con la Edad Media es que "entonces la vida del individuo no tenía valor" y que "la relación con Dios era más importante que la propia vida". Y en su novela enseña que el planteamiento vale para cristianos y para musulmanes.