El periodista J.Benito Fernández siguió durante más de seis años los "frenéticos" pasos del poeta Eduardo Haro Ibars, "toda una vida a la contra", dijo, y un retrato de la época de las drogas, el sida y el rock and roll, que fue dejando jóvenes en el camino.

El libro Eduardo Haro Ibars: los pasos del caído reconstruye la vida cotidiana de aquel joven, hijo de Eduardo Haro Tecglen y de Pilar Yvars, que murió de sida a los 40 años, columnista de la emblemática revista Triunfo, elevado a mito de "la movida" madrileña y letrista de algunas de las mejores canciones de la Orquesta Mondragón.

Su biógrafo lo describe como un freak (raro), "niño prodigio, joven atrevido y pionero en quitar telarañas a la izquierda, siempre a contracorriente de lo que ocurría", y recuerda que fue "precursor del movimiento gay, y que su pareja, Blanca Uría Meruéndano, "le sobrevivió lo que pudo, infectada de sida como él". De la personalidad de Eduardo Haro Ibars le impresionó "su permanente contradicción" y su capacidad para "jugar constantemente con la muerte".