Si con Los abrazos rotos , Blanca Portillo se confirma como "chica Almodóvar", la actriz se convierte ahora en "chica Pandur", con el estreno el jueves en el Matadero (Madrid) del Hamlet del director esloveno, con el que inició una fructífera relación en Barroco , que se repetirá este verano con Medea en el Festival de Teatro de Mérida.

Tomaz Pandur convierte a Blanca Portillo en un shakesperiano Hamlet del tercer milenio, "un Hamlet que nos hace atravesar el espejo y mostrar lo que cada ser humano tiene dentro", explicó la actriz acompañada del resto de un elenco "sin los que el trabajo no hubiera sido posible".

"No es una feminista, es una mujer sí, pero ante todo es una persona que muestra su lado femenino y masculino a la vez. Es una mujer educada como un hombre, es el instinto frente a la razón, es la tierra o la madre frente al intelecto y la fuerza. Es un ser humano completo", sentenciaba Blanca Portillo.

Para la actriz "lo bueno que tiene el Hamlet de Pandur es que, por primera vez, se hace un estudio individual de cada uno de los personajes y es el de Hamlet el que los une".