Tom Cruise y Katie Holmes se casaron ayer finalmente en un castillo a 30 kilómetros de Roma, durante una ceremonia que ni las televisiones, los paparazis y los miles de curiosos que se acercaron al pueblo de Bracciano pudieron seguir.

Llovió a cántaros y los italianos recitaban un popular refrán que dice: Sposa bagnata, sposa fortunata (novia mojada, afortunada). Mientras, en el interior del recinto varias televisiones y revistas del corazón de EEUU tomaban libremente imágenes de cuanto sucedía, a cambio de una cifra que se rumorea oscila entre los 3 y los 7 millones de euros.

El escueto y protocolario rito de la iglesia de la Cienciología, a la que pertenece Cruise, tuvo lugar sobre las seis de la tarde en el interior de un castillo del siglo XIV que domina la localidad italiana de Bracciano, a cuyos pies se encuentra el mayor lago del centro de la península. La boda empezó al son de los tambores, cuyos ecos llegaron hasta las calles y plazas del pueblo.

EL FANTASMA DEL CASTILLO "Yo no me voy de aquí sin verlos", susurró una anciana del pueblo a los informadores. De otro humor estaba Antonio Mazzi, un sacerdote muy conocido en Italia por su actividad con los drogodependientes. "Esta boda es la manifestación de una sociedad que une la fe, al ateísmo, las sectas, la riqueza y la pobreza".

Isabel de Medicis, hija del Gran duque Cosme y de Eleonora de Aragón, que tiene el honor de ser el fantasma del castillo por haber sido asesinada por su marido, Giordano Orsini, en una de sus salas, no apareció ayer durante la fiesta, pero según los aldeanos lo hará. Al parecer, la jovencita muerta porque su marido quería casarse con otra da mala suerte a quienes eligen el lugar para sus bodas, como Martin Scorsese e Isabella Rossellini y Michelle Hunziker y Eros Ramazzotti.

La boda fue presidida por un ministro de la Cienciología, llegado expresamente desde EEUU y sin que la delegación italiana de la secta hubiese sido invitada. Tom Cruise y Katie Holmes se intercambiaron los anillos y, acto seguido, se prometieron fidelidad eterna. Lo que sí trascendió es que el tenor Andrea Boccelli no cantó el Ave María de Schubert durante el enlace. El interesado lo justificó diciendo: "Soy católico".

FLORES A LOS INVITADOS Durante el enlace, se lanzaron sobre los 250 invitados y los novios millares de pétalos de rosa. El banquete y los festejos terminaron pasada la medianoche, con unos originales fuegos artificiales que se reflejaron en las aguas del lago.