Un drama carcelario, un estudio psicológico de los límites del ser humano y una historia de supervivencia. Todo eso es Celda 211 , una película dirigida por Daniel Monzón y protagonizada brillantemente por Luis Tosar, que tuvo una muy buena cogida ayer en la Mostra de Venecia.

Celda 211 se pudo ver en la sección paralela Jornadas de los Autores-Días Venecianos "Venir a Venecia no es una nadería, pero encima esta recepción tan positiva es la gloria", afirmó Monzón, en la que se mostró "satisfecho y orgulloso del resultado".

La película, basada en una novela de Francisco Pérez Gandul, cuenta la historia de un motín en una cárcel en el que se ve envuelto un funcionario de prisiones (el debutante Alberto Ammann), que estaba visitando el centro un día antes de incorporarse a su nuevo puesto de trabajo. Pero más allá de ser una historia carcelaria, el objetivo era contar "cómo una persona enfrentada a una tensión excepcional no es la persona que creía ser".

"Es un hombre normal que se ve atrapado en una violencia extrema. Nuestras reacciones nos pueden sorprender para bien y para mal y hay momentos en los que te preguntas: ´¿Quién soy?´".

Y el hecho de estar ubicada en un espacio tan restringido como una cárcel es muy positivo para el desarrollo de la historia, especialmente en el tipo de centro penitenciario en que se rodó, cerrado desde hacía doce años y con aspecto antiguo, decadente y desvencijado.

"Quedan muy pocas cárceles en España como la que sale en la película", destacó el director, que insistió en que no ha tratado de hablar de la realidad de las prisiones españolas a pesar de que la historia tiene una lectura sociopolítica por su estilo semidocumental.

No obstante, el filme también refleja la dureza del trabajo de los funcionarios de prisiones a la vez que la vida de los presos.Y en el que la selección de los actores ha sido básica para dar credibilidad a los personajes.

Un trabajo de casting de casi un año en el que Tosar era el único nombre claro desde el principio y en cuyo proceso descubrieron a Alberto Ammann, un argentino que debuta en el cine y que "está excelente con un personaje complejísimo".

Un personaje que es el contrapunto de Malamadre , un veterano preso que ha pasado la mitad de su vida entre rejas al que da vida Luis Tosar, quien afirma en una entrevista que su papel es un "regalo" para cualquier actor. "Cuando me hablaron del proyecto, en un primer momento pensé que era para hacer el papel de Calzones -el funcionario de prisiones al que da vida Ammann-, no me planteé que fuera Malamadre".

Por eso, cuando Monzón le dijo que le quería para ese personaje, a Tosar se le rompieron los esquemas, pero leyó el guión y le entusiasmó porque estaba muy bien escrito y estructurado.