Las excreciones, entendidas en sentido literal como caca y heces, se ven mejor en 3D. El que defiende las tres dimensiones para tal cosa es Spike Jonze, un alma sensible que puede crear Donde viven los monstruos y al mismo tiempo formar parte de la pandilla de los atletas-gañanes de Jackass , algo que empezó siendo una serie de televisión y se ha convertido en una taquillera saga en los cines. La tercera entrega, estrenada el viernes en España, consiguió en EEUU solo en su primer fin de semana 50 millones de dólares.

Piensen en lo más duro que un cuerpo humano puede aguantar. ¿Luchar contra un toro? ¿Usar pegamento extrafuerte para unir la carne de dos personas? ¿Meterse en un baño portátil inundado de caca y menearlo? ¿Beberse el sudor ajeno? ¿Engancharse un juguete volador al pene? Todo eso, y mucho más, está en Jackass 3D . "Sí, claro, la mierda se ve mejor en 3D. Es la tecnología perfecta para enseñar cosas realmente asquerosas", responde Jonze, productor y guionista del filme, que el viernes presentó la película en Madrid junto a Johnny Knoxville, alma del grupo, y el director, Jeff Tremaine.

La pandilla de Jackass (algo así como tontos del culo) es una familia. Proceden del mundo del skate y empezaron su carrera grabando sus propias caídas en monopatín. Año tras año, el asunto derivó en supremas perrerías tan absurdas como peligrosas. Todos ríen con el dolor propio y ajeno. ¿Que a uno de ellos le dan pánico las serpientes? Pues le meten en un agujero y le echan los animalitos en cuestión. Sin trampa ni cartón. "Lo que nos mueve a hacer todo este tipo de cosas es que lo pasamos bien. Si nuestro objetivo fuera solo el de hacer dinero, haríamos una película al año. No es el caso", afirma Tremaine.

La edad no les quita las ganas de enfrentarse al riesgo. Da igual los años y los kilos. Lo que hay que tener son "cataplines". La pandilla es, efectivamente, netamente masculina. "Una vez hicimos una escena con una chica, pero se hizo mucho daño y nos dio mucha pena", reconoce Tremaine. "Las chicas son demasiado inteligentes para hacer este tipo de cosas", añade Jonze. Ambos destacan que el que más cataplines tiene es Knoxville, que un día en el rodaje sufrió una lesión cervical tras ser embestido por un toro. Le dolió a morir, pero a las dos horas se recuperó. Cogió unos patines y se puso a pasear entre astados. Son atletas, que nadie trate de imitarlos.

Knoxville niega ser el más cafre de la pandilla. Asegura que es un "cobarde por naturaleza", pero se alimenta de la estupidez. Porque la risa, estúpida o no, es el mejor arma para enfrentarnos a la vida. Lo aprendió de su padre, un empresario que acostumbraba a ofrecer a sus empleados batidos con sustancias laxantes.