No ha tenido el cine español demasiada suerte con sus clásicos (ni con su historia como país), como si huyera del pasado como de la peste. Así que uno no puede más que envidiar el cine inglés (o el hollywoodiense) y el aprecio que han mostrado por sus autores, Shakespeare a la cabeza, desde luego. En España no hay nada comparable a esta devoción ni a sus resultados. Y vale la pena comprobarlo con el ciclo que la Filmoteca de Extremadura dedica desde hoy a los clásicos españoles con las dos películas que proyecta este fin de semana (las otras dos no son adaptaciones sino visiones de la historia de España: Alatriste y El rey pasmado ). Detrás de La leyenda del alcalde de Zalamea están Mario Camus y Antonio Drove, director y guionista, y Francisco Rabal y Fernando Fernán-Gómez, como protagonistas. El mejor equipo posible para una de las obras cumbres del teatro español, que el propio Camus había realizado para uno de esos recordados Estudio 1 de televisión.

Pilar Miró también quiso echar una mirada a ese teatro adaptando la comedia El perro del hortelano , de Lope de Vega, la última película que dirigió. Rodada en Portugal, con Emma Suárez y Carmelo Gómez, muestra con corrección los límites de estas versiones para cine, que no innovan ni conmueven.