De todas las acepciones que definen vital y profesionalmente a Jean-Claude Carrière, la que él prefiere es la de recolector de historias. Parece poca cosa para este entusiasta de 77 años permanentemente embarcado en mil empresas: guionista de cine, escritor, dramaturgo, director de escena, actor, colaborador de Peter Brook, amigo personal y guionista habitual de Luis Buñuel. Pero con El segundo círculo de los mentirosos (Lumen) --nueva entrega de una selección de cuentos filosóficos del mundo entero que inició por puro juego hace 50 años y cuyo primer tomo publicó hace casi una década-- afirma, emulando a aquel verso de Horacio "Exegi monumentun aere perennius", o lo que es lo mismo, "He levantado un monumento más duradero que el bronce".

Y no es que el señor Carrière no tenga abuela. En un puro rasgo de modestia, tiene muy claro que es un mero amanuense de relatos orales que han pasado de padres a hijos desde hace siglos. "Algunas son historias de antes de la era cristiana que han sido transmitidas por caravanas, marineros, viajeros y exploradores, que quizá han sido olvidadas durante un tiempo, pero luego misteriosamente regresan. Y las que sobreviven son más sólidas que las pirámides".

El carácter que el autor francés llama filosófico puede encontrarse en la brevedad de un chiste judío con moraleja, una enseñanza china de Confucio, un cuento sufí protagonizado por el inagotable personaje Nasrudin Hodja o en un koan zen (cuento con enseñanza) japonés, que según el autor debe saber hacer restallar como un látigo. "Yo no he escrito estas historias, me he limitado a recogerlas".