El psiquiatra y escritor Carlos Castilla del Pino ingresó ayeren la Real Academia Española, la Casa de las palabras , como a él le gusta llamarla, con un discurso sobre la facultad reflexiva del ser humano en el que dejó sobradas pruebas de sus amplios conocimientos teóricos y de su maestría al contar.

Maestría que ya ha demostrado con creces en la treintena de libros que ha publicado a lo largo de sus 81 años, algunos de los cuales --Un estudio sobre la depresión , La incomunicación o Cuatro ensayos sobre la mujer -- se han editado numerosas veces.

El nuevo académico comenzó la lectura de su discurso, titulado Reflexión, reflexionar, reflexivo , con una interesante distinción sobre las dos biografías que poseen los seres humanos: la pública y la íntima.

"Gracias a la vida de la fantasía, forma figurada del deseo, podemos soportar esa otra vida a la que habitualmente reservamos el calificativo de real, la vida social, preñada de frustraciones, errores, desengaños y sufrimientos, aunque a veces, entreverada de éxitos, depare pasajero júbilo. La fantasía, que nadie lo dude, es la ortopedia del sujeto", dijo ante los asistentes que abarrotaban el salón de actos.