Vuelve de la Gira del Norte que está considerada una de las más prestigiosas en el mundo del flamenco, por quien la pone en marcha: Antonio Benamargo, pura profesionalidad; por quien ha acompañado a Celia Romero: el guitarrista Paco Cortés; y por las otras cantaoras que también han participado: Esperanza Fernández y Mayte Martín entre otras. También vuelve provista de nuevos proyectos que siempre la mantienen ligada a Extremadura. Una región que le da afecto y seguridad, y ese remonte para seguir escalando peldaños flamencos mientras alcanza una madurez que se palpa sobre el escenario. Solo le falta un nuevo disco, y en eso se está trabajando, aunque sin fecha de entrega por ahora. Mientras lo aguardamos, charlamos con ella sobre todo esto. Todo esto, y algo más.

—Vuelve de la ‘Gira del Norte’ donde han podido escucharla en Logroño, Vitoria y Burgos, ¿cómo ha sido la experiencia?

—Ha sido una de las mejores de mi vida. Estar con Antonio y con Paco es un lujo, cada vez que hablaban me decía: ¡ojalá hubiera podido tener yo esas vivencias!, ¡han convivido con los más grandes! Iba con mi hermano Félix que me ha estado acompañando durante toda la gira y nos quedábamos alucinados.

—¿Qué ha sido lo que más le ha impresionado?

—Lo que más me ha impresionado ha sido la muchísima afición que hay en el norte de España, ese silencio enorme, ese respeto al artista. En el norte se respira silencio y respeto al cantaor. Además el productor Benamargo conoce a la perfección las necesidades de los artistas con los que trabaja. Es un lujo estar con él. También me ha gustado visitar las Bodegas Ontañón, en Logroño, lo pasamos fenomenal. Nos enseñaron a catar los vinos, nos contaron la historia de la bodega y nos introdujeron en sus pasadizos. Fue una experiencia muy bonita.

—¿Qué han podido escuchar los aficionados?

—Hemos hecho un recital de cante clásico, porque desde luego si hay algo que tiene Antonio Benamargo es que es muy flamenco, mucho, y él quiere llevar lo que es un cuadro clásico: guitarra y cante, ni palmas, ni percusión... nada, todo lo básico. Los aficionados han podido escuchar cantes de Levante y por supuesto, cantes de Badajoz..., dependiendo de cada sitio hemos ido variando los cantes: en uno soleá por bulerías, en otros soleá apolá, y así,…, para que los cantes no se repitan. Ha sido una experiencia fantástica, y con ese Paco Cortés que toca la guitarra de una manera que te pone los pelos de punta cuando estás en el escenario...

—En esta ‘Gira del Norte’ también han participado artistas como Esperanza Fernández, Mayte Martín, Alba Molina… ¿qué se siente cuando una está rodeada de tanta historia?

—Mucho orgullo. Yo estuve de alumna en el Centro de la Merced en Cádiz con Esperanza Fernández y Mariana Cornejo aprendiendo la caña, la guajira acompañada en la clase por la guitarra de Keko Valdomero, que ahora acompaña a Sara Varas en su espectáculo Voces. Yo era una niña cuando fui allí. Eran todos muy mayores (eso siempre me ha pasado) y Esperanza Fernández me ayudó mucho a desinhibirme..., ya sabe que soy muy tímida, y ella te saca todo lo que pueda salir de ti. También admiro mucho a Lole y Manuel y a Alba le queda esa salvia que da gusto escuchar.., ha sido un lujo la verdad.

—También será el ‘broche de oro’ del Ciclo de Flamenco Plaza Alta, ¿da vértigo?

—La verdad es que no. Cuando canto en mi tierra siento una satisfacción muy grande. Siempre estoy deseando cantar para la gente flamenca de Badajoz, para esos buenos aficionados tanto de la peña flamenca de La Encina como de la Asociación Flamenca, ¡y más en la Plaza Alta! Ya tuve la oportunidad de hacerlo hace tres años y ahora cuando me lo confirmaron me puse muy contenta. Estaremos allí para ofrecer nuestro cante, nuestro arte, ¡y a disfrutar!

—¿Qué queda de la ganadora más joven de la Lámpara Minera?

—Queda todo. Todo lo que había allí, pero ahora con más madurez. Han pasado seis años de la Lámpara, los hago en agosto, y ahora me siento con más temple. Hay más estudio, más preparación, más escuchao y también esas vivencias que me han ido dando cada espectáculo que he ofrecido y del que he participado.

—¿Qué parte de responsabilidad ha tenido el público?

—Una vez que tienes la Lámpara el público es más exigente, está más receptivo. Es que no hay mayor responsabilidad que la que recibes del público, con ese ímpetu que hace que te emociones, con esos recibimientos..., y la satisfacción que tienes de haberlo hecho bien, o el sentimiento de haberlo hecho mal porque todos somos humanos..., y es que hay que seguir aprendiendo y seguir acogiendo los consejos. Siempre la mayor satisfacción es la respuesta del público.

—¿Han madurado también sus cantes?

—Sí, sí, claro. Ahora ya intento hacerlo más puro, pellizcar más el cante y también, por las experiencias que nos da la vida, veo las letras de otra manera, las voy sintiendo más. Con 12 años una soleá con una letra de amor..., pero ahora tengo 22 años y es diferente.

—¿Tiene previsto volver a grabar algún trabajo de estudio?

—Pues sí, lo tengo previsto y pronto, pero no te puedo decir cuándo. Estamos trabajando en un nuevo trabajo, un nuevo proyecto discográfico pero aún estamos en la mitad del camino. Ahora también estoy muy ilusionada porque he colaborado con Acetre en el último disco que han hecho con motivo de su cuarenta aniversario, y otras que tenemos previstas para este año. Son una gran familia, y siempre estoy deseando subirme con ellos. En enero del 2018 tengo el El Amor Brujo con la Orquesta de Extremadura en Cáceres y Badajoz. Es una experiencia que me apetece, les admiro mucho y además, es que particularmente me gusta muchísimo aprender de música clásica, una música que es tan complicada.

—¿Sigue eligiendo usted misma su estilismo?

—Si, (se ríe) y ahora me apunté a un curso de costura y me he hecho yo misma un vestido, ¡qué le parece!.