Casi 10 años después de su muerte, Diana de Gales no puede aún descansar en paz. Todas las circunstancias que rodearon su trágica desaparición en 1997 volvieron ayer a ser examinadas. Después de tres años de pesquisas en varios continentes, la policía británica presentó en Londres su informe oficial de 832 páginas, para responder a las alegaciones de Mohamed Al Fayed, quien dice que lo ocurrido en París fue un asesinato.

El antiguo jefe de Scotland Yard, sir John Stevens, que ha dirigido el caso, después de hablar con cientos de testigos y analizar más de 20.000 documentos ha concluido que "no hubo una conspiración" y que "fue un trágico accidente".

El dueño de almacenes Harrods, que perdió en el choque a su hijo Dodi, ha acusado al príncipe Felipe de Edimburgo, el marido de Isabel II, de ordenar la muerte de Diana. Ayer calificó la investigación británica de "basura" y de "encubrimiento" y acusó a lord Stevens de ser un "instrumento del establishment, la familia real y los agentes de inteligencia". El atentado fue perpetrado, insistió, por los servicios secretos británicos, con la colaboración del espionaje francés.

ALEGACIONES INFUNDADAS "Esas alegaciones son infundadas. Nada justifica futuras investigaciones sobre la muerte de la princesa", señaló en cambio lord Stevens, quien reveló que la policía había interrogado al duque de Edimburgo, al príncipe Carlos y al príncipe Guillermo, además de a los jefes de los servicios de inteligencia británicos del MI5 y el MI6.

La razón de la ejecución, según Al Fayed, fue impedir que Diana se casara con Dodi y que la pareja tuviera un hijo árabe. La pareja, asegura el frustrado suegro, estaba comprometida y Diana estaba embarazada cuando perdió la vida.

Pero el informe desmiente ambas afirmaciones. "Hay testimonios de amigos próximos que prueban que la princesa tuvo el periodo a mediados de agosto de 1997. Hay pruebas de que usaba contraceptivos", indica el trabajo. El propio lord Steven habló con varios miembros de la familia de la princesa y con sus amigos. "Ninguno de ellos nos ha indicado que estuviera a punto o deseara comprometerse". "El príncipe Guillermo me confirmó que su madre no le había dicho nada sobre ese tipo de planes", apuntó.

La policía británica destaca, en cambio, que Henry Paul, jefe de seguridad del Ritz de París y la persona que iba al volante cuando el accidente había bebido por orden de Al Fayed, siendo el límite de alcohol en su sangre el doble del permitido.

Paul, que también pereció en el accidente, no era un informante de los servicios secretos británicos. Sí hubo, en cambio, otro coche (un Fiat 1 blanco) que rozó el Mercedes en el que iba la princesa, pero el vehículo nunca ha sido encontrado.

Los hijos de Diana están muy afectados por el comportamiento de los paparazis que perseguían a su madre en París, ya que parece ser que las cintas requisadas muestran a Diana agonizando antes de pedir ayuda.