Han pasado casi 20 años desde que Dwayne The Rock Johnson entró en nuestras vidas. Los seguidores de la lucha libre tuvieron la suerte de conocerlo antes, pero seguro que nunca hubieran imaginado que esta mole de carne de dos metros y 120 kilos terminaría por convertirse en un icono de la cultura popular, en el hombre mejor pagado de Hollywood y, quizá lo más asombroso, en el más guapo, según la revista People. Y es que todo lo que rodea a Dwayne Johnson, por alguna razón desconocida, termina resultando marciano. Quizá por esa razón ha conseguido que a nadie le extrañe demasiado que fantasee con convertirse algún día en presidente de los Estados Unidos. Es más, a buena parte de la población del país incluso le pareció una gran idea y en una encuesta de intención de voto superó en varios puntos a Donald Trump. A la gente le gusta The Rock, se fía de él. En su cuenta de Instagram podemos verlo en una foto levantando pesas inasumibles para cualquier mortal y en la siguiente sujetando a dos perritos con una sonrisa angelical. Si estas razones no resultan suficientes para adorarlo, aquí señalamos algunas otras de cara al estreno de su última película, Proyecto Rampage.

SABE REÍRSE DE SÍ MISMO / Es quizá el quid de la cuestión, el secreto de su éxito. Su característico físico le abrió las puertas de los block-busters de acción, pero en realidad su carrera comenzó a despuntar a partir del momento en el que el público descubrió que también podía hacer reír y ser muy gracioso.

En su época de luchador ya sabía cómo meterse a todos en el bolsillo con sus bromas, pero su mayor acierto fue ampliar su registro a través de la autoparodia, algo que practica de forma magistral en las películas Dolor y dinero (2013) de Michael Bay o en Un espía y medio, en la que interpreta a un exadolescente obeso que tras haber sufrido bullying se convierte en agente de la CIA para luchar contra los «abusones». Sus apariciones televisivas (en Saturday Night Live disfrazado de Bambi o interpretando a The Rock Obama, en el Late Show de Jimmy Fallon, ambos en la cadena NBC, haciendo gimnasia o en el programa de comedia musical Lip Sync Battle, en el canal de cable Spike, imitando a Bee Gees) merecen casi un capítulo aparte.

AMIGO DE LOS NIÑOS / El año 2007 constituyó un momento de inflexión en la carrera de The Rock gracias a su participación en una película de Disney titulada Papá por sorpresa, de Andy Fickman. En ella, interpretaba a un jugador de fútbol americano que debía hacer frente a la paternidad inesperada de una niña de siete años. El cine familiar tenía un nuevo ídolo que irradiaba ternura. Papá por sorpresa fue su particular Poli de guardería, pero a diferencia de Arnold Schwarzenegger, que no siguió practicándolo, Dwayne Johnson encontró un filón en el género infantil y juvenil: La montaña mágica (2009), Rompedientes (2010) y, sobre todo, Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa (2012) y más recientemente el remake de Jumanji. Su participación en la cinta de animación Vaiana, en la que además cantaba una memorable canción, constituyó una prueba de fuego definitiva: La Roca también funcionaba como dibujo animado.

HISTORIA DE SUPERACIÓN / Como todo gran héroe americano Dwayne Johnson tuvo un pasado triste del que logró salir victorioso. Cuando tenía 14 años su familia fue desahuciada y su sueño de ser jugador de fútbol americano se truncó cuando su entrenador le dijo que no era lo suficientemente bueno. Tuvo que ponerse a trabajar con su padre, que combatía en la lucha libre por unos pocos dólares, y comenzó a cultivar su cuerpo. Con 20 años aún no tenía donde caerse muerto. Padeció una depresión, pero se esforzó y se sacrificó para alcanzar sus sueños y ahora puede erigirse como ejemplo de constancia. Y sin alardear demasiado de ello. Además, ayuda a niños en riesgo de exclusión económica, social y médica a través de su Dwayne Johnson Rock Foundation. Y le compra coches a su madre para compensar sus penurias.

PELÍCULAS CON TOQUE BIZARRO / El actor estrena Proyecto Rampage, en la que interpreta a un primatólogo que se hace amigo de un gorila y juntos luchan contra unos monstruos gigantes. No parece un argumento convincente, pero precisamente en el disparate es donde The Rock se crece. El realismo no es su punto fuerte, a él lo que le va es el delirium tremens narrativo. Por eso se siente tan cómodo en el cine de catástrofes, porque en esas películas cualquier cosa puede pasar.

LOS MÚSCULOS, LO DE MENOS / Se prepara físicamente con extenuante dedicación y buena parte de sus papeles se basan en su contundencia corporal. Después de encarnar a El rey Escorpión, su papel más salvaje en lo que se refiere a vigorexia anatómica fue el de Hércules. Para Dwayne, lo importante es respetar el espíritu del personaje y por eso durante seis meses se levantó a las cuatro de la mañana para entrenar. Pero él nunca alardea de músculos. Para él lo importante es el trabajo y la constancia. Por eso no le tiembla el pulso al reconocer que no se llevó bien con Vin Diesel durante el rodaje de Fast and Furious porque le parece un vago.