Entre la más reciente generación de directores argentinos, Pablo Trapero (1971) ocupa un lugar destacado. Cuenta con una mirada propia, una ambición por hacer un cine fuera de lugares comunes, pero sin apartarse de la realidad de su propio país y sus fallas, como mostró en su debut, ´Mundo grúa´, que describía el submundo laboral de la construcción con un acento existencial demoledor. Si en ´El bonaerense´ indagaba en la corrupción policial y en ´Familia rodante´ probaba la comedia, en ´Leonera´ regresaba al territorio de soledad de su debut para narrar la historia de una mujer acusada de matar a su novio. Su último filme hasta ahora es ´Carancho´, elegido para su proyección por la Filmoteca de Extremadura en Cáceres en su sección Otras miradas. Trapero se mueve en el ambiente de corrupción de ´El bonaerense´, en este caso en el de los abogados sin escrúpulos que buscan clientes para amañar casos de accidentes de tráfico. Protagonizada por Ricardo Darín, este filme es, según su director "clásico thriller negro. Como los que se hacían en los años 40 y 50, donde una trama detectivesca toma forma a través de un entramado complejo. También describe la vida privada de dos personajes que intentan vivir en un mundo inestable".