Los directores latinoamericanos inundan la 52 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián con sus películas: tres argentinas y una colombiana en la sección oficial y una veintena más en apartados paralelos.

Adolfo Aristarain, que obtuvo la Concha de Oro en 1992 con Un lugar en el mundo , vuelve a la capital donostiarra con Roma , la historia de un escritor jubilado y de su ayudante, interpretados por José Sacristán y Juan Diego Botto.

Carlos Sorín, el ganador del Premio Especial del Jurado y del Goya de hace dos años con Historias mínimas , presenta esta vez su cuarta película, Bombón, el perro , que cuenta la historia de un cincuentón desocupado ambientada en la Patagonia.

El tercer filme argentino es El cielito , de María Victoria Menis, cineasta que surgió de un proyecto presentado el año pasado en Cine en construcción , un sistema de cooperación entre el Festival de San Sebastián y el de Toulouse.

En cuanto a la cinta colombiana, Sumas y restas , dirigida por Victor Gaviria, muestra un aspecto poco conocido del tráfico de drogas en el país latinoamericano.

En la sección Zabaltegui se presentan Diarios de motocicleta , dirigida por el brasileño Walter Salles, que documenta la juventud de Ernesto Che Guevara en Argentina y Whisky , de los uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, que recibió grandes elogios de la crítica en el último Festival de Cannes.

El país que más contribuye a este apartado es Argentina, con seis títulos, y ha otras cintas que compiten del ecuatoriano Sebastián Cordero y el chileno León Errázuriz.