En la última escena del documental, el director, Bruce Weber, le pregunta a Chet Baker: "Cuando veas esta película en el futuro, ¿la recordarás como un buen momento?". El trompetista responde: "Ha sido un sueño". No llegó a ver ´Let´s get lost´ (1988). Weber la estaba editando cuando, en 1987, Baker murió al caer de la ventana de un hotel en Amsterdam. Con 21 años de retraso llegó a las salas españolas (y hoy a la de la Filmoteca de Extremadura en Cáceres) uno de los mejores documentales de musica jamás rodados. ´Let´s get lost´ es una anomalía en el mundo del cine. Se trata del segundo título de una trilogía sobre tipos duros firmada por un fotógrafo famoso por su trabajo en moda y publicidad, fotos en blanco y negro estilizadas y sofisticadamente homoeróticas. Con 16 años, Weber quedó fascinado por el Chet Baker que aparecía en las portadas de los discos, por el apolíneo trompetista que rindió a Hollywood en los 50. Le conoció personalmente en 1986, cuando Baker ya era un ángel caído. ´Let´s get lost´ recorre la historia del músico, pero intenta capturar su esencia en presente. Entre entrevistas, recuerdos y escenas de un mundo de fantasía se nos aparece un hombre contradictorio y acabado, pero de una atractivo irresistible. R. ROCA