Que Mario Vargas Llosa colecciona orondas y divertidas figuritas de hipopótamos no es un detalle muy conocido en la vida del escritor. Los primeros, de distintos colores y tamaños, se los regalaron los actores del montaje Kathy y el hipopótamo cuando la obra de teatro del peruano se estrenó en Londres y el divertido detalle dio inicio a una colección que él ha ido engrosando y acumulando en sus casas de Madrid, Lima y Londres.

Este es tan solo uno de los descubrimientos que aporta la pequeña exposición Mario Vargas Llosa La libertad y la vida, organizada por la Universidad Católica del Perú, que se inauguró ayer en el Instituto Cervantes de Estocolmo con la presencia del escritor, con la voz seriamente perjudicada por las bajas temperaturas de la ciudad y de la ministra Angeles González Sinde.

A través de fotografías, manuscritos, recortes de periódicos y textos del propio autor, la exposición pasa revista a su trayectoria desde su nacimiento en la ciudad colonial de Arequipa y su primera infancia en Cochabamba, hasta una nota manuscrita en la que relata su último "plan quinquenal (2006 -2011)", que el autor prácticamente ha cumplido con hacendosa aplicación: una lista de cinco trabajos que se inicia con la obra de teatro A orillas del Támesis y se termina con la que hace cinco años denominaba "la novela sobre el irlandés Roger Casement" y hoy es El sueño del celta .

Puede verse la carta mecanografiada en la que un Marito de 8 años pedía a los Reyes Magos "unos anteojos de aviador que hay en la bombonería España". También se presta atención a sus autores de cabecera, mostrando las ediciones en las que se dedicaba a establecer un ranking de preferencias. Vargas Llosa es capaz de extraer poesía de casi cualquier cosa. De los hipopótamos, y así puede verse en la muestra, ha escrito: "La vida sexual de los hipopótamos (...) requiere elaboración, una vida refinada. Si algún animal practica el erotismo, éste es (...), el hipopótamo, que goza haciendo el amor".