El Teatro del Fantasma está a punto de ser derribado. Pero no todavía. Dentro, dos mujeres se han hecho fuertes, y están dispuestas a resistir la acción de la piqueta.

Aún tendrán arrestos para montar una obra que dejó escrita un célebre director teatral de izquierdas, ya muerto, tal vez asesinado, hace más de dos décadas, el tiempo que ellas llevan viviendo bajo el techo de ese teatro. Una fue esposa de ese hombre. La otra, su amante. Así que mientras afuera se decide el derribo, entretienen el tiempo recordando el pasado y finalmente deciden echar mano de ese texto del marido y amante.

Ambas mujeres son dos idealistas, "dos seres que son aún capaces de mantener los valores espirituales sobre los materiales, dos marginadas que se cercan a ellas mismas para poder ser fieles a sí mismas", resume el director José Carlos Plaza en sus notas a la producción de un nuevo montaje de El cerco de Leningrado .

Esta obra de José Sanchís Sinisterra, uno de los más destacados dramaturgos españoles, se estrenó originalmente en 1994 interpretada por Asunción Valdés y Nuria Espert. Quince años, después las actrices Magüi Mira y Beatriz Carvajal retoman los mismos papeles y la representan mañana en la sala Trajano de Mérida. Es uno de los tres montajes teatrales destacados del fin de semana en Extremadura, junto a Maná, maná , de la compañía Los Ulen (hoy en la sala Trajano), y ´Antígona 18100´ (hoy y mañana en La Nave del Duende de Casar de Cáceres y el domingo en el espacio El Quinto Pino en Talayuela)..

LA CAIDA DEL MURO "Es una comedia llena de humor y ternura, con un gran contenido de pensamiento", señala a este diario la actriz y directora Magüi Mira, que el próximo viernes firma la dirección de La marquesa de O en el teatro Alkázar de Plasencia.

De esta nueva versión, la intérprete y directora sugiere esta lectura: la del renacer de las nuevas utopías. "A estas mujeres --afirma-- no les gusta el mundo actual. Sus ideas no tienen lugar en el mundo en el que viven".

Sanchís Sinisterra comenzó a escribir El cerco de Leningrado poco antes de la caída del muro de Berlín. Partió, recuerda la actriz, de un hecho real que se corresponde con la trama de la obra (el encierro de dos mujeres en un teatro y la ausencia del marido y amante muerto).

En pleno proceso de escritura, el régimen soviético se descompuso y como fichas del dominó fueron cayendo los países comunistas del telón de acero

Eran tiempos de mudanza ideológica, cuando aguerridos comunistas viraron hacia la socialdemocracia, cuando los ideales de izquierda fueron diluyéndose hacia el pragmatismo de los nuevos tiempos y la frase "morir por unos ideales" fue perdiendo sustancia y volviéndose anacrónica.

En este contexto, los personajes de la obra "están llenos de esperanzas utópicas no contaminadas por la izquierda ni la derecha. Es algo casi romántico reivindicar, como hacen ellas, que ahora es el momento de los que no tienen nada de qué arrepentirse".

Pero las mujeres evocan también su pasado, dialogan entre ellas, a veces sin hacerse caso una a otra. "Son rivales, es cierto; pero también se necesitan la una a la otra".

TERNURA Y HUMOR Si el personaje de Magüi Mira es el de la amante, "radical, ingenua, apasionada, actriz", el que interpreta Beatriz Carvajal, la esposa, "es más inteligente y tiene los pies en el suelo; pero las dos expresan ternura y humor".

Ambas se enfrentarán a un secreto del pasado, al descubrir que la vida del hombre al que amaron pudo acabar a manos de sus correligionarios comunistas (o de sus enemigos derechistas), según advierten cuando leen el texto teatral que dejó escrito (El cerco de Leningrado ), y que alude a