El reportaje incluía 17 fotografías de las más de 2.000 que había tomado. Aparecían campesinos a lomos de burros, una niña vestida para hacer la comunión, tres guardias civiles con sus tricornios y fusiles, una mujer hilando, el velatorio de un anciano... El autor de aquellas imágenes, William Eugene Smith (1918-1978) había recorrido casi diez mil kilómetros en coche buscando un pueblo, ni rico ni pobre, que pudiera representar al país, España, y había dado con Deleitosa, después de entrar por Hendaya el 5 de mayo de 1950, acompañado por su ayudante (Ted Castle) y una intérprete (Nina Peinado).

Eran los años del franquismo, con el peso de la posguerra demasiado gravoso en aquellos momentos: atraso, catolicismo, luto, pero también cierta alegría parecían resumirse en las imágenes que el fotógrafo estadounidense tomó en el pueblo extremeña. "Voy a intentar entrar en el pueblo español a fin de describir la pobreza y el miedo engendrado por el régimen franquista", dijo entonces el fotógrafo.

La publicación en 1951 del reportaje en la revista Life , una de las más prestigiosas de su tiempo, volcada en la difusión de un periodismo eminentemente fotográfico, reportó fama a Smith.

Con este trabajo se abre la exposición Más real que la realidad , la muestra más exhaustiva que se haya realizado en España sobre este fotógrafo.

Presentada en el marco del festival PhotoEspaña en el 2008, se ha expuesto en La Coruña, Almería, Zaragoza y ahora recala en Cáceres, en cuyo centro cultural San Jorge se inauguró ayer.

Life le había encargado a Smith un reportaje que denunciara los problemas de aprovisionamiento de alimentos en la España franquista de principios de los 50, en pleno bloqueo. Para preparar Spanish village. It lives in ancient poverty and faith (Aldea española: vive en la pobreza ancestral y la fe ), el fotógrafo habló con sus gentes y anotó sus nombres y edades, recabó información sobre España y su agricultura, las condiciones de trabajo, seguridad social, analfabetismo... convirtiendo un reportaje periodístico en un ensayo fotográfico, que no cae en el folclorismo e intenta trascender la vida local de aquella población extremeña. El franquismo prohibió su difusión en España.

"En sus proyectos plasmaba su interpretación de la realidad", afirma Ana Berruguete, coordinadora de la exposición, promovida por La Fábrica, la gestora cultural responsable de PhotoEspaña. Las más de doscientas fotografías que se exhiben trasladan al espectador por los diferentes intereses y perspectivas de Smith, alguien "muy meticuloso y entregado a su trabajo, con un mundo tormentoso", señala Berrugete. "Estaba obsesionado por la perfección", subraya Enrica Viganó, comisaria de la muestra.

"La presión a la que se sometía era fortísima. Desde sus heridas de guerra se sostenía con un consumo de alcohol y anfetaminas para aguantar el frenesí de su entusiasmo y la decepción de sus carencias", escribe Viganó en una introducción a la exposición cacereña.

El fotógrafo había nacido en Kansas y empezó a publicar sus primeras fotografías en 1934. "Fue un talento desde el principio", declara Enrica Viganó. Trabajó en varias revistas fotográficas y al estallar la Segunda Guerra Mundial se convirtió en corresponsal de guerra. Tomó imágenes de la ofensiva americana contra Japón y de soldados estadounidenses y prisioneros de guerra japoneses. De ello se recogen varios ejemplos en la exposición. El estallido de un mortero le hirió en Okinawa y estuvo impedido durante dos años. Al cabo de ese tiempo realizó una de sus fotografías emblemáticas, expuesta en Cáceres: la imagen de sus dos hijos tomada de espaldas, que salen de una especie de túnel arbóreo y se dirigen a la luz exterior.

Entre 1947 y 1954 fundará su estilo y su ética fotográfica, bajo el amparo de Life . "Cultivó una fotografía social, humanista, y en ella metía la emoción para convertirla en emblemática", señala Viganó. "Estaba a favor de la autenticidad y la interpretación de los hechos: quería simbolizar la verdad", anota la comisaria de la muestra.

Tras el reportaje de Deleitosa, realizará, entre otros, Midwife nurse y Minamata , que acentúan su contenido social. El primero es uno de sus característicos ensayos fotográficos. Sigue a Maude Callen, una enfermera matrona de Carolina del Sur, y es a la vez un testimonio sobre esta mujer, sobre sus condiciones de trabajo y, por extensión, sobre el racismo en aquel estado.

El segundo, ya en los años 70, fue un encargo de un editor japonés y denunció el envenenamiento por mercurio en la localidad japonesa de Minamata, volcada en la pesca. Sus habitantes reclamaban indemnizaciones por la contaminación de las aguas de la bahía a causa de los vertidos químicos realizados por una empresa. El pescado infectado transmitió a los habitantes el denominado mal de Minamata , una enfermedad nerviosa.

Otro de sus grandes trabajos, como puede apreciarse en esta muestra, es Pittsburg , que elaboró al abandonar Life y fichar por la agencia Magnum. Cuando se le terminó el dinero que le habían asignado para concluir el proyecto, siguió pagándolo de su bolsillo. Pero nunca llegó a concluirlo y entró en una depresión. Quería revelar "el alma" de la ciudad del acero a través de sus paisajes, edificios, calles, ríos, gentes...

Un apartado de la exposición exhibe pruebas de la maquetación del libro sobre Pittsburg con anotaciones e indicaciones de su puño y letra, de 1959.

La muestra también se detiene en reportajes como el que dedicó al Premio Nobel de la Paz Albert Schweitzer, médico, teólogo y músico, en la parte francesa ecuatorial de Africa. O el que cuenta la vida del doctor Ernest Ceriania en el pueblo de Kremmling, Colorado.

La exposición aporta, además, ejemplares originales de la revista Life , de cuatro de los trabajos de Smith, incluido el de Deleitosa, y proyecta un documental de 1963, en el que se escucha la voz de Smith comentando su labor.

"Quería --dice Enrica Viganó-- cambiar el mundo e influir en la gente. Y en algunos casos lo consiguió".