-- El mundo son unas memorias noveladas de su infancia que tendrá una primera edición de 210.000 ejemplares. ¿No siente pudor?

--Mucho. Es una novela que tiene mucho material personal, el personaje principal se llama Juan José Millás. La escribí antes que Laura y Julio, el último libro que publiqué, pero la dejé dormir en un cajón por vergüenza.

--Y la presentó al Planeta.

--Como tengo tendencias fóbicas, suelo abrazarme a aquello que me da miedo. Entre no publicarla o publicarla a lo grande he optado por lo segundo.

--La acción sucede en su preadolescencia, el éxodo familiar desde Valencia hasta una inhóspita Madrid.

--Valencia se convirtió para mí en un paraíso perdido. Allí había sol y mar y nos fuimos al destierro mesetario. Una parte importante transcurre en la calle Canillas. El personaje se encontrará esa calle más adelante en todas las ciudades que visita.

--¿Fue una infancia infeliz?

--Incluso en las infancias más desdichadas hay grandes momentos de dicha, de fuga. El protagonista descubre que el mundo es un lugar fabuloso porque le es extraño y esa extrañeza le fascina. Los niños no temen mostrar su extrañeza. De hecho, crecer consiste en fingir que entiendes lo que te rodea.

--Sus novelas suelen estar encerradas en un microcosmos.

--El microcosmos en este caso es una calle, que es una metáfora del mundo. Las realidades grandes solo las puedes contar defendiendo las pequeñas.