"La danza es hacer sentir algo a los demás, muy en su interior", afirma Cristina Hoyos en su libro. Y esa capacidad de hacer sentir, de moverse con magia, de actuar con duende que tiene la bailaora, le ha servido para publicar una obra escrita sobre su experiencia con el cáncer. Hace casi 10 años, el 1 de diciembre de 1996, Cristina Hoyos se encontró un bulto en un pecho y, tras hacerse unas pruebas, le diagnosticaron cáncer de mama.

Tuvo que pasar por quirófano, se le cayó el pelo, se sometió a un largo tratamiento de recuperación. Pero ella reconoce que desde el principio tuvo una cosa muy clara: que nada iba a hacer que dejara de bailar. La enfermedad cogió por sorpresa a Cristina, pero también a toda su familia, y cuando se le pregunta si se sintió sobreprotegida por los suyos contesta: "¿Sobreprotección? ¡Si era yo quien les protegía!".

El pasado septiembre Cristina publicó un libro que inicialmente se utilizó como herramienta de ayuda. Así que regalaron miles de ejemplares a hospitales, asociaciones y mujeres afectadas de cáncer de mama. El primer y único motivo por el que la bailaora decidió contar su experiencia era ese: dar un empujón hacia la vida a las mujeres afectadas por la enfermedad, un empujón hacia la normalidad a un tipo de cáncer que algunos ven todavía como tabú. De ahí el título, explícito, claro, contundente: ¡Animo, p´alante! (Mayo Ediciones). Ahora, 10 meses después de su distribución altruista, se pone a la venta en librerías.

La bailaora Cristina Hoyos es consciente de la importancia de contar su historia: "Nunca me ha importado hablar sobre mi experiencia y por ello he utilizado mi imagen pública, para explicarlo tantas veces como se me ha pedido", afirma.

BRAZO RECUPERADO La bailaora, que durante dos décadas fue musa del desaparecido bailaor Antonio Gades, tiene los días repletos de trabajo, de arte. Es la directora del Ballet Flamenco de Andalucía y estos días ensaya la puesta en escena de una obra universal, Romancero Gitano de Lorca, que estrenará el próximo día 13 en Granada.

La artista es la coreógrafa, pero ha decidido intervenir en el espectáculo bailando la pieza El romance de la pena negra . Tras la operación, su brazo izquierdo quedó dañado, pero tiempo y esfuerzo hicieron que Cristina vuelva a mover sus extremidades como si fueran alas.