El primer cronista del Nuevo Mundo fue un fraile catalán, un eremita, que salió del monasterio de San Jerónimo de la Murtra, en Badalona, para enrolarse en el segundo viaje de Colón rumbo al Caribe. Fray Ramon Pané vivió en La Hispaniola (Haití) con los indios taínos y describió sin prejuicios sus costumbres y ceremonias por encargo de Colón. Los hermosos utensilios de piedra y madera tallada que usaron los chamanes taínos con los que convivió forman parte en el Museu Barbier-Mueller de la exposición El Caribe precolombino que comprende 56 piezas, algunas de ellas inéditas.

La exposición incluye 30 piezas procedentes del British Museum de Londres, 29 del Museo de América de Madrid y cinco de la colección Barbier de Ginebra. Los objetos más relevantes están relacionados con la cosmogonía de los indígenas que describió Pané en el librito Relación de las antigüedades de los indios y que los comisarios --Anna Casas, directora del museo barcelonés; José Oliver, antropólogo de Puerto Rico y Colin MacEwan, responsable de arqueología de América en el British-- han utilizado como hilo narrativo. Los taínos poseían creencias arraigadas en la naturaleza exhuberante de las Antillas, en su ilimitado repertorio de plantas y animales.